David Rodríguez es un ourensano que saltó "a la fama" hace unos días por guardar en su casa una curiosa reliquia: posee la lavadora más antigua de España. Este electrodoméstico, de la marca Miele, tiene nada menos que cuarenta años "y sigue funcionando perfectamente", cuenta.
Hoy, cuatro décadas después de la compra, Miele los ha premiado con un vale de descuento en uno de sus productos tras haber ganado el concurso del electrodoméstico más antiguo de España. "No compramos una lavadora nueva porque esta funciona bien, hemos utilizado el vale para un frigorífico y la Miele se queda con nosotros hasta que aguante, que ahora ya no fabrican máquinas así de longevas".
A decir verdad, la lavadora está ahora en casa de su madre, Mariluz, en la parroquia de Vilar de Cerreda, en Nogueira de Ramuín (Ourense). La casa, desocupada casi todo el año, se ha convertido en una especie de "trastero" de electrodomésticos que siguen funcionando pero han sido sustituidos por las nuevas generaciones. "Está en la casa del pueblo porque solo vamos en verano y algún fin de semana, así que no tiene el trote diario de nuestras casas".
David confiesa que, como la lavadora, muchos de los aparatos eléctricos de sus primeras viviendas han pasado "a la jubilación" en la casa familiar de Nogueira. "Cuando se estropea algo allí mandamos nuestro electrodoméstico y ponemos el nuevo en la primera vivienda", dice, "así que poco a poco hemos ido llenando la casa del pueblo de reliquias".
Junto a la lavadora, asegura, también hay un viejo arcón Zanussi "que tendrá unos 35 años, fácilmente" y que sigue funcionando casi como el primer día. "Evidentemente la lavadora no deja la ropa igual que cuando la compramos, pero funciona perfectamente y estará con nosotros hasta que se rompa por completo".
Un viaje de 2.000 kilómetros
David cuenta que la lavadora la compró su familia mientras residía en Holanda, tras haber emigrado en los años 80. "Cuando nos volvimos, se vino con nosotros a Ourense, pero también viajó con nosotros cuando mis padres tuvieron que ir a Santiago por motivos laborales y a Ourense de vuelta cuando salió trabajo aquí". El electrodoméstico, dice, ha pasado por las mismas localidades que la familia Rodríguez.
"Se fue al pueblo hará ya unos treinta años y desde entonces está parada diez meses al año". David dice que, como es lógico, la lavadora solo funciona cuando la familia se traslada a Nogueira los meses de verano, cuando se ponen "una o dos lavadoras diarias".
Lo curioso, ríe, "es que funciona perfectamente a pesar de ser tan mayor y estar tanto tiempo parada: no tenemos queja". La siguen teniendo, asegura, porque su madre no quiere cambiarla mientras funcione y, al no tener el uso de una vivienda habitual, no parece que vaya a dejar de hacerlo pronto.
Mariluz, por supuesto, está encantada con su lavadora "que además tiene los mandos en holandés". David cuenta que los botones, como era de esperar, están en el idioma del país en el que la compraron y solo su madre sabe ponerla. "En realidad, después de cuarenta años, casi todos los miembros de la familia la hemos puesto alguna vez", explica David entre risas.
"Ella ya se ha aprendido el programa y los botones que pulsar, pero cuando la compró le explicaron cómo funcionaba en holandés", dice. "Ahora prácticamente solo ella sabe utilizarla porque es la única que sigue entendiendo el idioma", confiesa David. Esta curiosa reliquia, cuenta, se ha convertido en el único tesoro familiar físico que sigue con ellos cuatro décadas después de regresar de la emigración.