El capítulo número cinco de la vida criminal de Germán Delgado Girona, en el pódcast de crónica negra de EL ESPAÑOL, 'Sumario Abierto', trata la primera vez que la policía le imputó la comisión de un asesinato a este peligroso delincuente.
Carlos Quílez aprovecha los sucesos perpetrados por Delgado para fotografiar en primerísimo primer plano, cómo era la policía de aquellos años 80 y principios de los 90. Una policía como a él le gusta decir "en blanco y negro, y formada en las escuelas represoras del fascismo".
Germán Delgado fue víctima de "el potro", un sillón creado a ex profeso por los agentes de los llamados "grupos Omega", de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Barcelona. Un elemento diseñado para situar allí a los detenidos, maniatados, y proceder a su interrogatorio. Delgado y sus coetáneos de la época, pasaron más de una vez por el potro.
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Un casco y el tomo de las páginas amarillas complementaban al potro. La policía sabía cómo no dejar marcas, y la mejor manera era poner el casco al detenido mientras se le golpeaba consecutivamente en la cabeza con el teléfono. Dicen que tras unos minutos de tortura, el dolor encefálico es insoportable.
Era la policía de otros tiempos, una delincuencia de otra época. Todo el mundo sabía de su existencia, pero nadie denunciaba. Ni siquiera los delincuentes más lanzados se atrevían a hacerlo, sabían que era el precio que tenían que pagar si caían en manos de la policía. Así lo narra Germán Delgado en este sobrecogedor capítulo, unos sucesos que no han podido ser desmentidos por ninguno de los agentes del momento.