Gregorio es un nombre de varón que proviene del griego y que significa 'vigilante'. Actualmente, 30.522 hombres en España reciben este nombre y celebran su santo gracias a San Gregorio I Magno papa. Nació en Roma en el año 540, en el seno de una rica familia patricia romana, la gens Anicia, que se había convertido al cristianismo hacía mucho tiempo: su bisabuelo era el papa Félix III (muerto en el 492), su abuelo el papa Félix IV y dos de sus tías paternas eran monjas. Gregorio estaba destinado a una carrera secular.
Gregorio, se dedicó en su adolescencia a la política, y en 573 alcanzó el puesto de prefecto de Roma, la dignidad civil más grande a la que podía aspirarse. Pero, inquieto sobre cómo compatibilizar las dificultades de la vida pública con su vocación religiosa, renunció pronto a este empleo y se hizo monje.
En el año 579 el papa Pelagio II lo ordenó diácono y lo envió como apocrisiario (una suerte de embajador) a Constantinopla, donde permaneció unos seis años y estableció muy buenas relaciones con la familia del emperador Mauricio y con miembros de las familias senatoriales italianas que se habían establecido en la capital oriental. En Constantinopla conoció a Leandro de Sevilla, el hermano del también doctor de la Iglesia Isidoro de Sevilla. Con Leandro mantuvo una constante correspondencia epistolar que se ha conservado. Durante esta estancia disputó con el patriarca Eutiquio de Constantinopla acerca de la corporeidad de la resurrección.
En el año 590 cuando accedió al papado, Gregorio se vio obligado a enfrentar las arduas responsabilidades que pesaban sobre todo obispo del siglo VI pues, no pudiendo contar con la ayuda bizantina efectiva, los ingresos que reportaban las posesiones de la Iglesia hicieron que el papa fuera la única autoridad de la cual los ciudadanos de Roma podían esperar algo. No está claro si en esta época existía aún el Senado romano, pero en todo caso no intervino en el gobierno, y la correspondencia de Gregorio nunca menciona a las grandes familias senatoriales, emigradas a Constantinopla, desaparecidas o venidas a menos.
En una oportunidad, Gregorio fijó su atención en un grupo de cautivos que estaba en el mercado público de Roma para ser vendidos como esclavos. Los cautivos eran altos, bellos de rostro y todos rubios, lo que resultó más llamativo para Gregorio. Movido por la piedad y la curiosidad preguntó de dónde provenían. "Son anglos", respondió alguien. "Non angli sed angeli" ("No son anglos sino ángeles"), señaló Gregorio, frase cuya interpretación no literal podría ser: "no son esclavos, son almas".
Este episodio motivó a Gregorio a enviar misioneros al norte, trabajo que estuvo a cargo del obispo Agustín de Canterbury. Cuando Agustín llegó a Inglaterra escribió una carta a Gregorio, preguntándole qué debía hacer con los santuarios paganos en donde se practicaban sacrificios humanos. La respuesta de Gregorio (preservada en el libro de Beda) fue: "No destruyan los santuarios, límpienlos", en referencia a que los santuarios paganos debían ser re-dedicados a Dios.
Gregorio murió el 12 de marzo del año 604. Fue declarado Doctor de la Iglesia por Bonifacio VIII el 20 de septiembre de 1295, aunque el título ya aparecía hacia 800. Es uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia occidental, junto con Jerónimo de Estridón, Agustín de Hipona y Ambrosio de Milán.
Este y otros santos son celebrados durante el 3 de octubre:
San Crodogango de Sées
San Mansueto de Toul
San Marino de Titano
San Teófilo de Constantinopla
San Ursicino de Chur
San Sandalio de Córdoba
San Vitaliano de Caudium
San Aigulfo y compañeros
San Aristeo obispo
San Auxano de Milán
Santa Febe de Corinto
San Macanisio de Irlanda
Santa Basilisa de Nicomedia
San Rimagilo de Stavelot