Gregorio es un nombre masculino de origen griego, que significa 'vigilante'. Hoy, en España, 31.415 hombres celebran su santo gracias a San Gregorio Taumaturgo.
Se menciona a Gregorio con bastante frecuencia en los escritos antiguos y le recuerdan otros santos como San Basilio, San Jerónimo, San Ordoñes y Rufino. Gregorio nació a principios del siglo III en Neocesarea del Ponto, la actual Turquía, dentro de una familia pagana.
En un principio, su nombre de nacimiento fue Teodoro, sin embargo, se lo cambió al convertirse al cristianismo. En Neocesárea estudió Retórica y Derecho. Sus planes pasaban por trasladarse a Beritos, en Fenicia, junto con su hermano Atenodoro, con el objeivo de asistir a la escuela de Derecho de esa ciudad, pero a petición de una de sus hermanas, cuyo marido había sido nombrado gobernador de Palestina, se trasladó a Cesárea de Palestina. Esa decisión marcaría su vida.
Gregorio permaneció allí durante cinco años, desde el año 233 a 238, siguió el curso que daba Orígenes, haciéndole olvidar la jurisprudencia para entregarse a la filosofía. Por recomendación del maestro, ambos hermanos se convirtieron al cristianismo. Antes de abandonar Cesarea pronunció un discurso de agradecimiento a Orígenes.
Varios años después, el obispo de Arnasca, Fedimo, le eligió y consagró como el primer obispo de Neocesarea, su ciudad natal. Asistió al Concilio de Antioquia de 268 contra Pablo de Samosata. Su actividad pastoral fue muy notable. Se afirma que a raíz de su muerte pocos eran los paganos que quedaban en todo el Ponto, es por esta razón por la que se le considera el apóstol de Capadocia; los Padres Capadocios del s. IV le consideran el fundador de la Iglesia en esta región.
Durante los años que duró la persecución del emperador Decio (249-251) Gregorio aconsejó a los cristianos la huida. Finalmente, murió entre 270-275. Muy pronto se formó en torno a él una gran leyenda que motivó el sobrenombre de Taumaturgo. Existen cuatro biografías, una de ellas escrita por Gregorio de Nisa. Gregorio fue un obispo de acción más que de manejo de pluma y, por eso, su escasa actividad literaria tiene fines casi siempre específicamente pastorales. Celebra su fiesta el 17 de noviembre.
Este y otros santos son celebrados durante el 17 de noviembre:
Santa Victoria de Córdoba
Santa Isabel de Hungría
San Acisclo de Córdoba
San Juan del Castillo
San Lázaro de Constantinopla
San Namacio de Vienne
San Raveriano monje
San Hugo de Lincoln
San Hugo de Noaria
Santa Ilda de Inglaterra
San Alfeo de Cesarea
San Aniano de Orleáns
San Florino de Rëmus
Santa Hilda de Whitby
Santos Zaqueo de Cesarea