“Coraje moral”. Este fue el rasgo distintivo que David Jiménez quiso inculcar a los alumnos del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL durante su Masterclass, impartida en un aula de la Universidad Camilo José Cela. Esta clase estuvo enmarcada en la serie Toda una vida, una de las novedades del Máster. La expectativa era grande, pues esta visita venía precedida de dos grandes experiencias: la primera, de la mano del veterano cronista parlamentario Fernando Garea, y la segunda, protagonizada por el dos veces Premio Pulitzer Emilio Morenatti, fotoperiodista de guerra.
Desde el inicio, David Jiménez insistió en un dilema habitual en el periodismo: las “encrucijadas morales”. Estas encrucijadas, aseguró David, “te pueden colocar entre dos situaciones muy complicadas: hacer lo correcto, o lo que te interesa en ese momento”. Pues bien, en opinión de David Jiménez, no hay alternativa, a menos que uno quiera dejar de ser periodista: “Se debe optar por el coraje moral: hacer aquello que, siendo lo correcto, te va a perjudicar”.
Para este reportero ex director de El Mundo y ex columnista del New York Times nacido en Barcelona (1971), ha sido ese coraje moral lo que ha definido su actividad profesional, sus decisiones y sus sacrificios personales.
Curtido en conflictos y tragedias en más de 30 países, entre ellos Afganistán, Birmania o Corea del Norte, tras su destitución al frente del diario fundado por Pedro J. Ramírez, el nombre de David Jiménez pasaría a ser muy conocido gracias a la publicación de su best seller El Director. En este libro relata la difícil tarea profesional y ética que tuvo que afrontar como director, viéndose inmerso, desde aquel despacho, en un vaivén de influencias, tentaciones y chantajes procedentes del poder.
Líneas rojas
“La gente espera que hagamos el trabajo de denunciar los excesos del poder, tenemos ese deber”. David subrayó esta reflexión al tiempo que exponía algunas anécdotas de aquella época, dando especial importancia a lo que él considera que debe tener todo periodista honrado: líneas rojas.
El protagonista en la sección del Máster Toda una vida reconoce que, aunque “no siempre podía estar de acuerdo con todo lo que hacía” su periódico, él debía ocuparse de que su trabajo “fuera honesto, no manipulado”. Advirtió del peligro de la polarización y el sesgo que actualmente impera en gran parte de la prensa española: “Uno ya sabe desde por la mañana qué defenderá cada medio antes de leerlo”. E insistió: “En el momento en que das una información sesgada, en que tomas partido, dejas de ser periodista”.
“Rebelde” en sus inicios
La mirada relajada con la que David Jiménez captaba la atención de sus oyentes, moviendo pausadamente las manos mientras relataba algunas peripecias profesionales, contrasta con la actitud “rebelde” que desde sus inicios afirmó haber ejercido.
Frente a un mapamundi de la sala de teletipos en la antigua redacción de El Mundo, e inspirado por algunas portadas del periódico protagonizadas por enviados especiales, este futuro reportero recuerda que decidió ir allí donde el periódico aún no tenía corresponsales. “¿Sabes algo de Asia?”, le preguntó entonces Pedro J. Ramírez, cuando David solicitó su traslado al Extremo Oriente. “No, pero veo allí una oportunidad”. Así comenzaría su periplo como reportero, que le llevó a cubrir varias guerras, como la de Afganistán, y algunos desastres naturales. En concreto, “cinco terremotos y dos tsunamis”.
[Pedro J. Ramírez, en la inauguración del Máster de El Español: "Buscad la verdad con ahínco"]
Valentía e independencia
Este prematuro ánimo por salir de una redacción y lanzarse a la aventura conecta con la valentía y la independencia, virtudes que Miguel Ángel Mellado, director del Máster de Periodismo, atribuyó a quien en otro tiempo había trabajado a su lado en el suplemento de reportajes Crónica. En aquella época, cuando David anunció que iría hasta la llamada “zona roja” de Fukushima tras el desastre nuclear, Mellado recuerda haber intentado disuadirlo si no tomaba todas las precauciones. Finalmente, viajó hasta allí. “Fue de los primeros españoles en llegar, si no el primero”.
David Jiménez también reveló cómo se infiltró como falso hombre de negocios en Corea del Norte: “A veces hay que colarse en los sitios para contarlo”. En contarlo, en “dar voz a quienes no la tienen” y en hacerlo con honestidad, reside la ética y la moral del periodista.
[La lista de periodistas profesores del Máster de EL ESPAÑOL: los mejores en lo suyo]
La importancia del periodismo
A lo largo de las dos horas y media en las que transcurrió esta Masterclass del Máster de EL ESPAÑOL, David insistió a sus alumnos en adquirir una “sólida conciencia” de la importancia que merece la labor del periodismo. Coincidiendo con Miguel Ángel Mellado, allí presente, en evitar la “sacralización del oficio”, David se reafirmó en su creencia de que, hoy más que nunca, “con tanta desinformación y mentiras”, es importante “ir a los sitios y contarlo de cerca”.
Además, quiso reconocer la labor insustituible de algunos de sus compañeros reporteros de guerra que, por desgracia, no habían podido salir vivos de un conflicto. Recordó a Julio Fuentes y Julio Anguita, muertos en las guerras de Afganistán e Irak respectivamente: “No creo que tengamos que estar diciendo que somos los salvadores de la democracia, pero quienes se van a contar lo que pasa y a jugarse la vida, tienen cierto mérito”.
Finalmente, Jiménez advirtió a los jóvenes periodistas con tendencia a la rebeldía y al atrevimiento que no era necesario irse a cubrir conflictos para aprender el oficio. “Desde el periodismo local también se pueden salvar vidas”. Una guerra, en opinión de David Jiménez, “no es lugar” para aprender a ser reporteros.
Álvaro G. Gutiérrez, autor del reportaje, es alumno de la primera promoción 2023-2024 del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL/UCJC.