Una vez que pasamos la primera fase de la Alimentación Complementaria, y el bebé ya ha probado diferentes texturas y alimentos, y descartamos las alergias, una de las grandes dudas de las familias es ¿mi bebé estará tomando suficiente cantidad?
Es habitual que los padres y madres, principalmente los primerizos, vivan con esa incertidumbre ya que hay días que el bebé rechaza los alimentos sólidos, se suele generar más cantidad de desperdicio que lo que se ingiere, y en las reuniones de amigos y familiares surgen conversaciones de niños que comen más y mejor.
Con el fin de afrontar esta etapa del bebé con la mayor tranquilidad y seguridad posible, lo ideal es seguir una serie de reglas:
• Evitar las comparaciones, cada bebé es un mundo y cada uno tiene unas necesidades nutricionales.
• Los bebés son capaces de autorregularse, hay que ofrecer comida, pero sin obligar, ya que con eso lo que podemos conseguir es un rechazo.
• Cantidad, no hay una cifra establecida para cada edad, la clave es ir ofreciendo y adaptándose a las necesidades de cada bebé.
• Hasta el primer año, la leche ha de ser el alimento principal, bien sea lactancia materna o artificial, asegurando un mínimo de 0,6 l. de leche aprox. en lactancia artificial o 3 tomas de leche materna al día.
• Durante los primeros meses de alimentación complementaria, lo ideal es adaptarnos a las rutinas y horarios de nuestro bebé, ir probando y ver cuándo está más receptivo, respetando los momentos de sueño o cansancio. Alrededor de los 9/10 meses es habitual hacer ya cuatro comidas al día (desayuno, comida, merienda y cena).
• Priorizar en la introducción de alimentos ricos en hierro. La leche materna tiene déficit de este mineral tan importante para el crecimiento, por lo que debemos aportarlo a través de la carne, el pescado, los cereales o las legumbres.
• Evitar alimentos con sal o azúcar añadido, pueden resultar más atractivos para el paladar del bebé, pero no son apropiados.
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