Montaje de Pablo Gil con un grupo de jubilados.

Montaje de Pablo Gil con un grupo de jubilados.

Sociedad

Pablo Gil, experto en finanzas: “España se enfrenta a una tormenta económica compuesta por tres frentes”

En su opinión, “urge un debate serio sobre prioridades fiscales, eficiencia del gasto y reformas estructurales que garanticen la estabilidad futura”.

Más información: El FMI reclama a Sánchez que el aumento de gasto en Defensa se financie con subidas fiscales o recortes en otras partidas

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El año 2025, económicamente hablando, ha empezado fuerte. Una de las razones, por los medidas lanzadas por el presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump. Las mismas, en forma de aranceles, afectan a España, como a otros países. Pero es que, de puertas adentro, España tiene otros frentes.

Así lo ve el economista, experto en bolsa y formador en mercados financieros Pablo Gil: “España se enfrenta a una tormenta económica compuesta por tres frentes simultáneos: una nueva guerra comercial con Estados Unidos, una factura de pensiones en máximos históricos y la presión creciente para cumplir con sus compromisos en materia de defensa ante la OTAN”.

A su entender, “separadas, estas cuestiones son complejas. Unidas, representan un desafío monumental para las cuentas públicas y para la sostenibilidad económica del país”.

El desafío de la guerra comercial

En su newsletter, el economista no duda en remarcar que “la reelección de Donald Trump ha reactivado el proteccionismo estadounidense”. Según Funcas, el impacto directo sobre España puede restar hasta 0,3 puntos del PIB. Por tanto, cerca de 5.000 millones de euros.

“A ello se suman los efectos indirectos: caída de la inversión empresarial, competencia desleal de productos chinos redirigidos a Europa y una potencial oleada de cierres en sectores clave como el agroalimentario, el farmacéutico o la automoción”, añade el trader.

Desde su punto de vista, “la reacción del Gobierno ha sido rápida, aunque no necesariamente eficaz. Pedro Sánchez ha anunciado la movilización de 14.100 millones de euros, pero casi la mitad proviene de fondos ya existentes”.

Para el experto financiero, “la verdadera incógnita no es si hay recursos, sino cómo y cuándo llegarán a las empresas afectadas. De poco sirve la prontitud en anunciar medidas si después el dinero se libera con cuentagotas, como ya ha ocurrido durante meses tras el impacto de la Dana”.

El desafío en pensiones y la OTAN

Si miramos las estadísticas, el gasto en pensiones sigue rompiendo récords. En marzo, la nómina mensual alcanzó los 13.492 millones de euros. Se trata de un 50% más que cuando Sánchez llegó al poder en 2018.

“La AIReF está a punto de emitir un dictamen crucial: si se confirma que el gasto supera el límite del 15% del PIB establecido con Bruselas, España deberá aplicar la llamada ‘cláusula de cierre, lo que implicaría recortes o nuevos ingresos fiscales, es decir, más impuestos”, sostiene.

Y añade: “Desde 2020, el Gobierno ha recurrido a transferencias estatales de más de 40.000 millones anuales para tapar el déficit de la Seguridad Social. Un maquillaje contable que expertos consideran insostenible y peligroso”.

Junto a la guerra comercial y las pensiones, Gil incluye en la ecuación la exigencia de la OTAN de incrementar el gasto en defensa. Es probable que se sitúe entre el 3% y el 3,5% del PIB. “Actualmente, España no llega al 1,3%. Cumplir con el objetivo del 3% supondría un incremento anual de más de 27.000 millones de euros”, pronostica.

Y hace la siguiente reflexión: “En otras palabras, entre los costes de la guerra comercial, las pensiones y la defensa, España podría verse obligada a reestructurar buena parte de su presupuesto. Todo esto en un contexto de menor crecimiento, elevada deuda y tipos de interés altos, con un Gobierno que no cuenta con mayoría parlamentaria para aprobar nuevos presupuestos”.

Con estos ingredientes, concluye Pablo Gil, “España no puede permitirse seguir respondiendo a problemas estructurales con medidas coyunturales. La guerra comercial puede durar años. Las pensiones seguirán creciendo por razones demográficas. Y los compromisos militares no van a desaparecer”.

En definitiva, y según su opinión, “urge un debate serio sobre prioridades fiscales, eficiencia del gasto y reformas estructurales que garanticen la estabilidad futura. Porque si seguimos evitando el problema, lo acabaremos pagando más caro”.