No siempre es sencillo que algunas enfermedades que incapacitan de forma permanente para trabajar se reconozcan con una prestación que realmente se equipare a la gravedad de la situación. Esto ha llevado a que, en algunas ocasiones, sean los propios pacientes los que se vean obligados a protestar para que esto cambie.
José Antonio Marqués, uno de los vecinos de Fabero (León), sufre un cáncer terminal y ha solicitado que se le reconozca el estado de "gran invalidez". A sus 65 años, cuenta con una pensión por invalidez del 33%, aunque esta prestación no le permite cubrir los gastos de una cuidadora y llegar a fin de mes. Lleva en esta situación desde 2018 y en los últimos años se ha vuelto insostenible.
Tras no recibir respuesta por parte de la administración y con la intención de que su petición se tenga en cuenta, el vecino de esta localidad leonesa ha tomado la decisión de comenzar una huelga de hambre. El lugar elegido para realizarla y darle visibilidad ha sido el propio ayuntamiento de la localidad. Sin embargo, debido al horario de apertura del mismo, solamente podrá estar ahí de 8 de la mañana a las 2 de la tarde.
A pesar de que la intención de José Antonio Marqués era encerrarse en el consistorio de forma indefinida, el tesorero le explicó por qué esto no era posible. "Hay muchos papeles sensibles. Además, cuando el edificio cerrara, me quedaría solo y si pasase algo nadie podría ayudarme", indicó el manifestante a la Agencia ICAL. Es por este motivo por el que su plan se ha visto reducido a esta franja horaria.
Desde el ayuntamiento no se le ha puesto ningún problema llevar a cabo su protesta. Es más, han indicado que desde su posición no pueden hacer más y piden que esto se resuelva con la mayor rapidez posible por humanidad hacia él. Es necesario tener en cuenta que, además, también sufre de varios problemas de movilidad. La huelga comenzó el pasado día 13 de agosto, y se mantendrá en el tiempo hasta que se le comunique una solución válida.
Ayudar a sus familiares
El cambio a "gran invalidez" haría que el importe de esta prestación se incrementara al 100% de su base reguladora y se le añadiría un complemento. "Trabajé y coticé durante 27 años en la construcción, y ahora merezco que me ayuden", ha pedido. El de encofrador no es el único empleo que ha ejercido. A lo largo de estas casi tres décadas de vida laboral, también trabajó en el campo de la minería.
El manifestante ha querido dejar claro que este dinero no sería únicamente para él: "No la quiero para mí, porque me queda poco tiempo de vida. La quiero para la persona que me cuida y para mis dos hijos". Hay que tener en cuenta que sus descendientes no residen en Fabero, por lo que es vital que le sea posible costear los gastos de una persona que pueda ayudarle.