El turismo se ha convertido en uno de los mayores motores económicos de España. Una zona que goza siempre de gran movimiento y que se ha transformado en los últimos años en un auténtico reclamo es la Costa Brava. Allí podemos encontrar todo tipo de lugares maravillosos y espectaculares.
Esta área está plagada de calas íntimas, ocultas y casi desconocidas, escondidas entre enormes acantilados y que suponen el lugar ideal para darse un baño con los amigos, la familia o la pareja. Destinos increíbles que pasan desapercibidos para el gran público que, además, están rodeados de vegetación.
Esta zona, que tiene unos 214 kilómetros de largo, comienza en el municipio de Blanes, en la provincia de Gerona, y alcanza hasta la localidad de Portbou, en la frontera con Francia. En general, sus playas son accesibles tanto por tierra como por mar y gozan de vistas espectaculares. Una de las más bonitas, y que no es muy conocida por el gran público, por lo que no está masificada, es la Cala Futadera, en Tossa de Mar.
¿Cómo es la Cala Futadera?
La Costa Brava es única en el mundo, ya que puede presumir de tener una de las vistas más paradisiacas de todo el litoral español y de toda la región mediterránea. Año tras año, crece el número de personas que eligen esta región como su destino turístico preferido. De hecho, de 2019 a 2022, las cifras crecieron en un 8,8%, llegando a rozar las 7,5 millones de personas.
Estas playas, o mejor dicho calas, tienen un aspecto uniforme que las hace únicas e inconfundibles. El viento de Tramontana moldea el paisaje esculpiendo la roca que forman estos espectaculares acantilados. Los arbustos crecen entre los tajos verticales de estas piedras y los pinos se contornean para lograr enclavar sus raíces en estas paredes verticales.
Pero lo más característico de las calas como la Cala Futadera es su agua cristalina, única en el mundo. Esto hace que sus fondos adopten diferentes colores en función de la composición de su suelo, el cual puede contener grava, arena fina o incluso piedras.
La Cala Futadera, una de las mejores opciones en la relación calidad-masificación, se encuentra a unos seis kilómetros del municipio de Tossa de Mar, muy cerca de la Cala Giverola. Además, si nos gusta el lujo, en ella podremos ver increíbles yates y embarcaciones de recreo al ser un punto perfecto de fondeo.
Sus arenales completamente vírgenes unen los municipios de Tossa de Mar con Sant Fellu de Guíxols. El mejor punto para darse un baño descansa en una playa de 90 metros de longitud por 10 metros de ancho. Eso sí, su acceso no es sencillo, por eso se la conoce como la 'cala de los 300 escalones'. A su vez, comprobar su inmensidad desde lo alto nos regala una vista única y privilegiada.
El contraste entre el azul turquesa del agua con el verde de los pinos y el rosáceo pálido de las rocas crea una conjunción cromática perfecta e ideal para construir un paisaje único en el mundo. A pesar de su belleza y lo incomparable de este paraje, se trata de una de las grandes calas menos conocidas de España. Por eso, si buscamos un lugar apartado en el que poder relajarnos y huir de las aglomeraciones, la Cala Futadera es la mejor elección.
¿Qué ver en Tossa de Mar?
Tossa de Mar es el pequeño pueblo en el que se encuentra la Cala Futadera. Se trata de un municipio que consta de diez pequeños núcleos de población y que cuenta con poco más de 6.000 habitantes. Perteneciente a la comarca de la Selva y a la provincia de Gerona.
Aunque Tossa de Mar es un municipio conocido por sus bellas playas y calas, los lugares que no nos podemos perder de esta región son infinitos. De hecho, no podemos pasar por allí sin perder de vista la muralla de la Vila Vella, declarada monumento histórico artístico nacional en el año 1931 y que supone el único ejemplo de población medieval fortificada que todavía existe en el litoral catalán. Su construcción data de inicios del siglo XIII.
Para finalizar, estamos obligados a dar una vuelta por el antiguo barrio de pescadores de Sa Roqueta, famoso por sus casas humildes y rincones floridos y construido junto a la Playa de Es Codolar el puerto natural donde muchos de los pescadores tenían sus barcas.
Junto a este bello municipio también es muy recomendable conocer los caminos de ronda, senderos a la orilla del mar que recorren el litoral de la Costa Brava y que eran usados para la vigilancia costera al ser rutas de estraperlo y contrabando.