La Policía Nacional ha desarticulado este fin de semana un grupo criminal dedicado a la clonación de tarjetas bancarias y a la obtención de datos de carácter personal para su posterior uso fraudulento. Según han informado fuentes policiales, los tres detenidos habrían conseguido estafar hasta 200.000 euros mediante técnicas como el phishing o el 'skimming'. Los tres integrantes del grupo han sido detenidos como presuntos autores de los delitos de pertenencia a grupo criminal, falsificación de tarjetas de crédito y débito, estafa, falsedad documental, usurpación de estado civil y blanqueo de capitales.
Los agentes se dieron cuenta de que el grupo criminal llevaba a cabo ataques a cajeros automáticos mediante la instalación de dispositivos electrónicos tipo skimmer. Estos eran utilizados para copiar las bandas magnéticas de las tarjetas y obtener mediante el uso de las cámaras ocultas las claves de acceso a las cuentas de los clientes.
Durante los registros de sus domicilios los agentes encontraron un lector-grabador de bandas magnéticas de tarjetas bancarias, un lector de tarjetas, 300 tarjetas plásticas (muchas de ellas falsificadas), seis dispositivos skimmer y 13 placas de configuración para dispositivos skimmer. Además, los delincuentes contaban también con ordenadores, teléfonos móviles y una gran cantidad de documentación de los clientes. Dos de los integrantes están en prisión provisional tras haber sido puestos a disposición judicial.
La investigación se llevó a cabo tras crearse un equipo de trabajo conjunto entre dos de los grupos de investigación especializados, uno de ellos en delitos cometidos por medio de internet y las tecnologías digitales que vulneran la seguridad de empresas y de los usuarios, y el otro en fraudes financieros y medios de pago.
Ante esta situación, la Policía Nacional ha lanzado algunos consejos a los ciudadanos para evitar estafas como las del 'skimming' o el 'phishing'. Y es que, a pesar de que en los últimos años ha sido habitual que algunos clientes se hayan encontrado con mensajes sospechosos procedentes de sus entidades bancarias en sus móviles, lo cierto es que ahora se ha sumado la técnica de la clonación de las tarjetas.
Por ello, y con el objetivo de evitar ser víctimas del 'skimming', la Policía Nacional recomienda ahora utilizar únicamente los cajeros automáticos que se encuentren en el interior de las entidades bancarias, evitando así el uso de los que están en la calle.
Además, esta no ha sido la única recomendación que han lanzado las autoridades. Del mismo modo, la Policía aconseja a los clientes de los bancos tapar el teclado cuando se introduzca el PIN de la tarjeta, tanto al pagar con datáfono como al sacar dinero. El motivo es que, de realizar esta acción, en caso de que hubiera instalada una cámara, el número secreto no quedaría reflejado.
La Policía Nacional, siguiendo esta línea, también ha recomendado no dejar la tarjeta de crédito a la vista de cualquier persona o en un lugar donde no se pueda supervisar. Además, con el objetivo de poder actuar lo más rápido posible en caso de ser víctimas de esta estafa, las autoridades aconsejan revisar frecuentemente las transacciones que realizamos desde nuestra cuenta.
Aunque pueda parecer demasiado obvio, las recomendaciones de la Policía también pasan por revisar que en los cajeros no haya ningún objeto extraño, desconfiar de todo aquel que sea un desconocido o evitar los lugares oscuros o aislados.
'Skimming' y 'phishing'
La técnica del skimming consiste en la utilización de elementos físicos creados para imitar partes de un cajero, los cuales contienen en su interior dispositivos electrónicos que son capaces de copiar y almacenar datos en las bandas magnéticas de las tarjetas bancarias. Con este método, los delincuentes son capaces después de grabar mediante el uso de microcámaras el pin de acceso a las cuentas de los clientes.
Pero no es la única modalidad que están utilizando los estafadores. Otra de ellas es el phishing, una técnica con la que los delincuentes suplantan la identidad de los usuarios por medio de envío de correos electrónicos maliciosos, mensajes de texto, llamadas telefónicas o incluso formularios camuflados bajo el aspecto de compañías u organismos públicos. Los usuarios, al confiarse, se convierten en víctimas de un engaño con el que los estafadores obtienen sus datos personales.