Los pequeños avicultores gallegos que tienen 50 o menos gallinas ponedoras no pueden, desde el año 2006, sacrificar a sus gallinas en su propia explotación a menos que dispongan de un matadero de aves. A estos avicultores no les queda otra solución que trasladar a sus gallinas a un matadero de aves de producción ecológica, soportando elevados costes si se encuentran lejos. Desde hace tiempo, reclaman que se les permita matarlas en su propia finca, pero la Xunta trabaja en una solución pionera en España que podría satisfacerles.
A algunos, como a los productores de Vila de Cruces, en Pontevedra, les sale a cuenta transportar a sus gallinas gracias a que cuentan con un matadero cerca, como el que ha abierto la cooperativa Avega en el concello de Agolada, a tan solo diez minutos, tal y como cuenta La Voz de Galicia.
Otros, en cambio, se verán obligados a abandonar su producción a menos que se apruebe una norma que les permita matar a sus pollos en sus propias casas, tal y como lleva barajando la Xunta de Galicia desde hace años, y cuyo borrador está preparado desde el año 2017.
Tal y como explica este medio, la Consellería de Medio Rural lleva meses -o eso asegura- de conversaciones con el Ministerio de Agricultura para que autorice las matanzas en explotaciones pequeñas, muchas de ellas ubicadas en las propias casas de los avicultores.
Mientras tanto, una solución temporal podría pasar por poner en marcha mataderos móviles, sobre todo para aquellas explotaciones pequeñas situadas en zonas montañosas de difícil acceso.
Según según avanzan desde la Consellería de la Xunta, es que esté en funcionamiento antes de acabar el año, aunque aún estudia su viabilidad. De ponerla en marcha, sería la primera comunidad autónoma en habilitar unidades de sacrificio móvil, en la que disponer de un espacio para el aturdimiento y el sacrificio, un filtro sanitario para los operarios, una sala de despiece y una sala frigorífica de almacenamiento. Todo ello bajo la supervisión de un veterinario autorizado.