Cada vez que un trabajador por cuenta ajena se queja de tener pocas vacaciones hay un autónomo llorando en silencio en algún rincón de España. La clase trabajadora más quemada del país, la de los pequeños y medianos empresarios que pagan mucho y cobran normalmente lo justo para sobrevivir, está despojada de casi todos los derechos laborales: no tiene prestación por desempleo, no tiene festivos ni días libres y prácticamente tampoco puede cogerse ni una baja.
Por eso, sabiendo que la inmensa mayoría de los locales hosteleros están regentados por autónomos, ver en algún bar colgado el cartel de "cerrado por vacaciones" te hace especial ilusión. Los dueños dejarán de ganar dinero durante su descanso, pero lo harán porque pueden permitírselo y saben lo necesario que es un descanso. Sin embargo, a algún cliente de un bar de Vizcaya no le ha hecho mucha gracia que lo dejen sin su caña o su café estas semanas.
Ha ocurrido en el bar El Kaserío, ubicado en la calle San Andrés en Arrigorriaga, un pueblo de Vizcaya. El local permanece cerrado por vacaciones y así lo han trasladado a sus clientes con un cartel pegado en la puerta, escrito tanto en euskera como en español. Pero, como decíamos, a alguien no ha debido gustarle y han aparecido otros tres carteles más atacando a los dueños: "Hace falta tenerlos cuadrados para coger seis semanas de vacaciones", se lee en el primero, que ha compartido la cuenta Soy Camarero:
La redacción de Bilbao de Cadena SER ha recopilado un par de ellos más. En uno se quejan también de las libranzas por semana: "Cerrado al mediodía, domingo por la tarde y todo el lunes, además de vacaciones en agosto, ¡vago!". En el otro, avanzan que "seguro que al volver subes los precios, ¡avaricioso!". Lo más curioso del asunto es que están repletos de faltas de ortografía aunque se hayan hecho con ordenador:
No es de extrañar que, además de criticar el egoísmo de la clientela, en Twitter se hayan podido leer muchos comentarios haciendo alusión a las faltas ortográficas:
Ojalá sea una broma de clientes o amigos de los propietarios del bar porque, lo cojas por donde lo cojas, es difícil de entender.