En sus vídeos, las tramas se repiten: pedir algo, no pagar y correr. Hay variaciones leves, como la de coger directamente un producto y escapar o la de enfrentarse a los propietarios. El Palancuela, un youtuber que empieza a tener presencia en las plataformas de 'streaming' como Twitch. En ellas, su contenido consiste en la secuencia descrita: cometer hurtos. Cobra por eso de sus seguidores, a pesar de las críticas que despierta.
Palancuela carga con ese apodo por su afición a parar los trenes tirando de la palanca. Pero ahora su nombre -que a veces reduce a las letras de su banda musical, LPD: Los Putos Destruidos- suena más por otras infracciones, como la de comer en un restaurante y no cumplir con el importe solicitado o llevarse súbitamente un producto en una tienda. "Yo no pago ni un puto duro, chavales", suele decir mirando a cámara. "Vosotros currando ocho horas mientras yo aquí gastandome esto", alardea.
Con actitud "chuleta" y un toque entre el despiste y la provocación, Palancuela se ha convertido en un rostro conocido de las redes sociales. Incluso se le ha visto en programas de televisión, donde defendía su postura ante la petición de cárcel de los tertulianos. Junto a él suelen aparecer amigos como 'Rafita' o el 'Calabragas'.
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Destaca sobre ellos quien se llama, en realidad, Pol Sánchez. Tiene 22 años y vive en el barrio de Sants, en Barcelona. No estudia ni trabaja y sus días transcurren entre gamberradas en los andenes de tren, noches de "fariña" o visitas a prostíbulos. Sus inicios en Twitch son casuales, según ha contado al periódico El Confidencial: "Un día hice un directo en Twitch y los seguidores me pidieron que grabase un encaje". Aclaración: encaje es, en realidad, agarrar algo en una tienda y salir corriendo.
Y desde entonces, afirma, se dedica "a esto". "La gente me pide que encaje algo en El Corte Inglés o en el Condis, y me hacen donaciones por PayPal o por Bizum. Me saco 200 euros con cada uno", explicaba. Algo que demuestra luego en sus grabaciones, donde posa entre billetes de 50 o se graba riendo mientras va en coche tras un robo. Un medio de transporte en el que no tiene problemas, al contrario que en el metro de Barcelona, donde tiene una orden de alejamiento.
"Es que mi casa está entre dos paradas de la Renfe, así que, cuando pasamos a la altura de mi calle, tiro de la palanca y me bajo", indica. Palancuela se define como un "mendigo digital que crea contenido". Ni siquiera lo que sustrae tiene siempre salida ni puede revender. Su motivo, confiesa, es la adrenalina. "Robar es lo que más me gusta de la vida. ¡No veas el subidón que te da cuando echas a correr con lo mangado! Intento no hacerlo en tiendas pequeñas, porque ahí le jodes a una persona, pero en El Corte Inglés no jodes a nadie", defendía en el diario digital.
Otra especialidad son los 'simpas', es decir, gozar de un servicio y no pagar. Su cadena favorita es Goiko Grill. Allí se le ve a menudo comiendo hamburguesas y diciendo que no las va a pagar. "Normalmente, no nos dicen nada, pero los del Goiko son unos cabrones, me han denunciado y tendré que ir a juicio", señalaba. No será la primera vez: Palancuela le ha detenido 15 veces.
"Los agentes ven mis vídeos y me vienen a detener a casa. A mí es que me da igual, llevo robando cosas desde pequeño. ¿Qué me van a hacer por chorar una hamburguesa? Me paso una noche en el calabozo y después pago la multa con el dinero de mis fans", sostiene. Dentro del mundillo de streamers que roban, él da la cara y no le importa que le metan preso: "Tendría una choza, gimnasio y saldría con una pensión".
A veces, las redes sociales borran sus vídeos para no alentar a emularle. Pero él lo vuelve a hacer. Según asegura, lleva toda la vida "chorando" y no va a parar. Lo ha hecho hasta en países como Egipto o Suecia. A pesar de sus controvertidas acciones, Palancuela no pretende modificar su actitud: "Vivo como un rey, mucho mejor que los que trabajan ocho horas. Como hamburguesas, voy con golfas... La buena vida. Mientras la gente trabaja, yo disfruto".