Pocas cosas más españolas que unirse contra los guiris que nos lanzan ataques en las redes sociales. Ocurrió cuando aquel estadounidense nos llamó "genocidas" en Twitter hace algún tiempo y también, no hace tanto, cuando un canadiense destrozó la receta de la tortilla de patatas. No obstante, todavía no se han enterado de que a España solo nosotros podemos criticarla y el resto, como decía el famoso poema de Verano Azul, "que ni el viento la toque".
Por eso, estos días en las redes sociales hemos andado los españoles a vueltas con la afirmación que ha hecho una tuitera estadounidense afincada en nuestro país, concretamente en Madrid. Su tuit tirando de tópicos ha indignado a todo Twitter España por intentar difundir, por enésima vez, que los españoles somos unos vagos y que nuestros horarios de trabajo no se corresponden con la del resto del planeta occidental.
Así, bajo la premisa de que en España no queremos levantarnos antes de las diez de la mañana, Linden ha relatado que ese día había pasado por un edificio administrativo a las 8:15 horas y vio cómo un hombre estaba pintando son espray en la fachada sin que nadie le dijese nada porque ninguna persona estaba en su puesto de trabajo aun:
Añadió después Linden que regresó un cuarto de hora más tarde y ya estaban limpiando la pintada con agua a presión: "¡España está despertando!", se burló:
Pero Linen no había calculado la magnitud de sus palabras y pronto su tuit se difundió con rapidez entre miles de españoles indignados con el cliché falso que nos estaba colgando la estadounidense. El aluvión de críticas no se hizo esperar y estos son solamente algunos de los mensajes que ha recibido durante estos días:
Con las menciones echando humo, a Linden no le ha quedado más remedio que recoger cable e intentar solucionar el desaguisado. Ha explicado que lleva cuatro años en España y que sabe "con certeza que los españoles son muy trabajadores", aclarando que nunca había sido su intención hacer apología de nuestra supuesta vagancia:
Se escudó Linden en que había tuiteado eso en contraposición al ritmo de vida que imponen las "empresas depredadoras".