A estas alturas lo más seguro es que se hayan topado ya con esta canción en las redes sociales. Un ritmo pegadizo que nos transporta, quizás, a una taberna portuaria donde los fornidos marineros británicos cantan mientras golpean con las jarras de pinta sobre las mesas de madera. Se trata de The Wellerman, un tema que fue muy popular entre los siglos XVII y XIX para los marinos escoceses y neozelandeses y que ahora ha recuperado el joven Nathan Evans.
Este escocés de 26 años que trabaja en el servicio postal británico es un gran aficionado a la música y a TikTok, la red social en la que comparte sus creaciones. Precisamente, fue allí donde le pidieron que versionase esta canción popular entre la gente del mar y no se lo pensó dos veces. Se grabó haciendo distintas voces y publicó el vídeo el pasado 27 de diciembre sin imaginar siquiera que poco tiempo después estaría dando la vuelta al mundo:
La canción gustó tanto que pronto el resto de usuarios comenzó a usar con ella la funcionalidad de TikTok que permite hacer duetos; esto es, compartir pantalla con un vídeo seleccionado mientras tú grabas el tuyo propio, pero respetando el sonido original. Esto ha permitido que la canción de Nathan pronto fuese la de mucha más gente que quiso sumar su voz o su interpretación musical a la del joven.
Así, con el hashtag #SeaShanty empezaron a surgir decenas de colaboraciones entre desconocidos:
Todos han convertido esta vieja canción marinera en la melodía viral del momento:
Con más de 700.000 seguidores en la red social, Nathan ya ha anunciado que ha firmado con una discográfica y dejará, por lo tanto, de ejercer como cartero. El joven ha confesado a The Guardian que nunca había escuchado muchos cánticos de este tipo, pero "hace un tiempo descubrí que a la gente les gustaba" y ahora ese hallazgo "me ha cambiado la vida por completo".
Una triste historia de fondo
Al viralizarse la vieja canción de marineros, el periodista Chris Taylor quiso indagar en Mashable sobre la historia que había detrás de aquellos acordes aparentemente felices: "La alegría es engañosa. Wellerman revela una dura historia de explotación y crueldad que se esconde a plena vista en la letra", escribe.
Explica que aquellos primeros marineros que entonaron la canción, que pusieron música a sus vivencias, "esperaban azúcar, té y ron" porque, en ocasiones, los patrones les pagaban en especias y no con los salarios merecidos. Además, esos hombres se dedicaban a la caza de ballenas, una actividad muy dura para ellos y cruel para la naturaleza.
Apunta además que Wellerman se inspiró en personajes reales como Joseph Weller, un expatriado británico que se dedicó a la caza de ballenas en Australia montando una empresa familiar que empleaba a unos 80 hombres para dar caza a unos 300 ejemplares de ballena durante cada temporada.