Toda una generación crecimos riendo mientras Kevin McCallister machacaba a los ladrones mojados a base de convertir su casa en una especie de templo maldito y a Harry (Joe Pesci) y Marv (Daniel Stern) en dos Indiana Jones de pacotilla que caían en todas y cada una de las trampas. Era un placer sádico cada vez que uno de los dos villanos picaba, algo que el montador de sonido normalmente nos indicaba con un sonoro crujido que resultaba de lo más placentero.

Pero cuando la ves como adulto, con un poco más de conciencia de lo frágil que puede ser este cuerpo que la evolución nos ha dado, no puedes evitar pensar más de una vez “s’ha matado paco”.

Si la parte más oscura de tu alma siempre quiso tener un completo informe de las lesiones de estos dos granujas de medio pelo, estás de enhorabuena porque Internet está siempre a tu servicio. El doctor Ryan St. Clair dedicó unos minutos de su precioso tiempo para satisfacerte con este artículo publicado en TheWeek.com.

Disparo de aire comprimido en la frente

Uno de los primeros ‘gags’ consiste en Marv intentando entrar en la casa. Usando la puertecita del correo, Kevin le dispara en la entrepierna con una escopeta de aire comprimido. Cuando se asoma a ver qué ha ocurrido, se lleva un disparo a quemarropa en la frente.

Según el doctor, estas armas disparan a una velocidad de unos 100 metros por segundo, velocidad a la que penetraría la piel de Marv, pero no el cráneo. Tampoco es probable que penetrase en el escroto, especialmente a través de tela. De momento, las cosas no van tan mal para Marv.

La plancha contra la cara

Dolorido por la anterior treta, Marv se las apaña para entrar en el sótano. Perdido en la oscuridad, encuentra lo que cree que es una bombilla y tira del hilo. Pero ninguna luz se enciende. Eso sí, una plancha cae en su cara. El doctor estima que la plancha cae desde unos cuatro metros y medio, con un peso de algo menos de dos kilos. Eso es suficiente para fracturar los huesos alrededor de los ojos, lo que puede causar una desfiguración severa y visión doble si no se trata adecuadamente.

El pomo incandescente

Mientras Marv recibe porrazos en el sótano, Harry trata de entrar por la puerta principal. Tras dos resbalones con el hielo, trata de abrir la puerta solo para descubrir que Kevin lo ha calentado usando un soplete. Teniendo en cuenta que emite un claro brillo rojo, está al menos a 400 grados centígrados. Según el doctor, un segundo de contacto con agua a 70 grados puede causar quemaduras de tercer grado. “No es suficiente para que la mano de Harry arda, pero casi”. Si no pierde la mano por completo, dice el doctor, se enfrenta a graves problemas como un alto riesgo de infección o de contracción, que implica que el tejido de la cicatriz limita enormemente la flexibilidad y la movilidad.

Un lanzallamas en el cráneo

Tras el fiasco en la puerta principal, Harry lo intenta por la puerta trasera. Tras asegurarse que no hay riesgo de recibir una bala de aire comprimido y que el pomo está a una temperatura aceptable, abre la puerta para activar un lanzallamas sobre su cabeza.

En vez de apartarse inmediatamente, lo que podría haber supuesto unas quemaduras de segundo grado, Harry se queda bajo las llamas casi siete segundos. “Eso posiblemente causaría necrosis en el hueso del cráneo, lo que requeriría un posible transplante.

Caminar descalzo por adornos navideños

Las trampas de Kevin destrozan los zapatos y los calcetines de Marv, que tras huir del sótano entra en la casa por una ventana convenientemente abierta… solo para caer descalzo sobre unos puntiagudos adornos navideños. Doloroso, pero nada comparado con las anteriores trampas.

Botes de pintura contra su cara

Humillados y magullados, Kevin guía a los ladrones hasta el pie de las escaleras, donde les espera una peculiar trampa: Micromachines. Los ladrones caen de espaldas tras pisarlos, pero esa es solo la preparación del golpe de verdad. Kevin se mofa de ellos y picados, suben las escaleras. A estas alturas deberían a haber aprendido a ir con cuidado. Sin embargo no lo hacen y dos botes de pintura acaban impactando contra su cara.

Estimando un peso de cuatro kilos y medio y que la cuerda mida otros cuatro metros y medio, el impacto puede fracturar fácilmente varios huesos de la cara y dejarte inconsciente. “Tampoco creo que los ladrones vayan a salir de esta con todos sus dientes”.

Palazo en la cabeza

Tras todo tipo de calamidades, los ladrones consiguen pillar a Kevin, lo cuelgan del gancho de una puerta por el jersey y amenazan con todo tipo de maldades. Pero en ese momento, un vagabundo del barrio que durante toda la película parecía un ser amenazante, aparece en escena y de un palazo en la cabeza deja inconscientes a los dos ladrones.

“¿En serio?” escribe el doctor. Marv y Harry han sido capaces de salir más o menos ilesos de heridas que les podían haber dejado desfigurados, mutilados o directamente haberlos matado, y “de golpe un anciano aparece, les golpea con una fina pala de aluminio para la nieve. Y por alguna razón, esto es demasiado para ellos y se colapsan. Esta película era mucho más creíble cuando tenía 8 años”.

Y a nosotros, tras leerla, deseamos viajar al universo paralelo en el que Solo en casa fue dirigida por Quentin Tarantino.