Ismael Prego, más conocido por el mundo por su nombre de guerra Wismichu, tiene a sus 25 años 7,7 millones de seguidores que siguen semana a semana sus aventuras y desventuras. Como viene siendo una tradición últimamente, los youtubers se han convertido en un caramelito para editoriales, distribuidoras y televisiones que tratan de rascar dinerillo de donde sea, publicando su trabajo -valga o no un pimiento, y hay youtubers que valen mucho y otros que no tanto en el momento que tienen que hacer algo que no sea hacer el mono ante una cámara-.
Pues bien, Wismichu no solo ha podido hacer una película, sino que ha tenido la suerte de poder proyectarla en Sitges. Hace unos días compartía el trailer, que parecía ser una especie de thriller de acción con toques de imitador de David Lynch.
Cualquiera que haya visto algún vídeo de Wismichu podía imaginar que los tiros no iban a ir por ahí, y que posiblemente el trailer era una broma en sí mismo y todo tuviera un tono mucho más cómico. La película, al fin y al cabo, se llama Bocadillo.
Pero nadie podía imaginar lo que iba a ocurrir. Antes de entrar en la sala, los asistentes pudieron ver este cartel:
Y es que la película consistía en la misma secuencia repetida una y otra vez con pequeñas diferencias: el público ha visto una y otra vez a un vegano -Wismichu es vegano, por si no lo habíais deducido ya- pedir un bocadillo vegetal para descubrir que este tenía atún o pollo. Pide, descubre, repite.
Como si fuese un jovencito Lars Von Trier (pero la versión de Muchachada Nui), Wismichu, ahora con el nick "El mejor director de ESPAÑA", tuiteaba lo siguiente a media película:
Porque él es arte. Al final Bocadillo no ha sido una trolleada disfrazada de performance con la intención de grabar las reacciones para más tarde realizar un documental -que posiblemente sea poco más que un vídeo largo de YouTube-.
El resultado ha sido una rebelión en la sala, con gente insultando, prácticamente en rebelión, al grito de "Wismichu, cabrón, devuélveme el dinero". Según explica otro youtuber, Quetzal, que estaba presente en la sala, incluso los miembros de seguridad han tenido que intervenir. La película duraba 60 minutos. "Se reservó la sala 80 minutos pero 20 fueron de sentarse y de Wismichu saliendo a decir bobadas", explica Quetzal a EL ESPAÑOL. "A los 15 he empezado a pensar que era una tomadura de pelo, antes pensaba que era un chiste sin gracia. Pero la verdad, hasta la mitad no he pensado que fuera literalmente una estafa". Según explica, el pollo en la sala no ha empezado hasta los 40 minutos de proyección, más o menos.
"Han venido unos con el uniforme de la camiseta de Sitges a llevarse un pirao con una muleta que incitaba a la rebelión, pero no sé si estaba preparado. Los empleados sí estaban avisados de que podía pasar". Este hecho parece desmentir lo que ha declarado el subdirector del festival a Verne, en la que ha querido marcar distancias asegurando que nadie de la organización había visto la cinta ya que no se consideraba una película, sino un acto de promoción. Y sin embargo, había carteles de Bocadillo en salas del festival, figuraba en el programa y se podían comprar entradas a través de su web.
No nos extrañaría que la toma de la Bastilla hubiese empezado por algo así.
Si tienes curiosidad por verlo, el mismo anunció que estaría disponible a partir de hoy en Filmin y que el domingo se podrá ver gratis. ¿Pagar por verla? Visto lo visto, no parece que valga mucho la pena -quienes lo han hecho para verla en Sitges parecen haber salido enfadados- pero al menos debes saber que todo será donado a una ONG animalista.
Suponemos que a una que trate de evitar que se hagan más bocadillos.