Ser madre y trabajadora no es fácil en ningún lugar del mundo. Dependiendo del entorno laboral, quedarse embarazada y tener que compartirlo con tus superiores, a veces, da hasta miedo por las posibles represalias que la empresa pueda tomar a la vista de algo tan natural como tener hijos.
La historia de una pareja japonesa que está esperando un hijo ha saltado a los principales titulares del país y de medio mundo después de la reacción del jefe de la mujer al enterarse de la buena noticia. El hombre riñó a su subordinada por "romper las reglas egoístamente" y quedarse en estado "cuando no le tocaba".
La bronca se hizo pública después de que el marido, de 28 años, escribiese una carta al periódico Mainichi Shimbun, uno de los medios más importantes de Japón, en la que explicaba lo sucedido. Su mujer trabajaba en una guardería privada en Aichi, al norte del país, cuando descubrió que estaba embarazada.
Turnos para tener hijos
“El director del centro de cuidado infantil donde trabaja ha determinado el orden en que las trabajadoras pueden casarse o quedar embarazadas, y aparentemente hubo una regla tácita de que uno no debe adelantar su ‘turno’ ante un miembro del personal de rango superior…”, escribía el marido.
De modo que el embarazo de la trabajadora 'fuera de turno' no entraba en los planes del jefe. La opinión pública ha mostrado su indignación por el caso, más grave todavía en un país en el que la tasa de natalidad va cuesta abajo y las guarderías públicas escasean.
“Los proveedores de cuidado infantil sacrifican a sus propios hijos para cuidar a los hijos de los demás. Es una profesión noble que nutre a los niños que forjarán el futuro de este país. Respeto a mi esposa por su compromiso con su profesión, y continúo alentándola. Las condiciones de quienes trabajan para cuidar a los niños son evidencia de un país atrasado”, reflexionaba el esposo.
Matahara, el acoso por maternidad
Una encuesta realizada por el Gobierno de Japón en 2015 reveló que la mitad de las mujeres trabajadoras del país habían sufrido algún tipo de acoso después de haberse quedado embarazadas y una de cada cinco fue despedida. Llega a tal punto la situación que esta práctica incluso ha recibido un nombre en japonés: matahara.