Pérez-Reverte, contra el Black Friday: "seamos gilipollas en castellano"
En la Jungla. Arturo Pérez-Reverte se ha levantado guerrero y ha lanzado un mensaje a todos aquellos que preparan sus carteras para vaciarlas el Black Friday, en inglés.
21 noviembre, 2017 12:03¿Que Pérez Reverte ha dicho qué? El escritor y miembro de la Real Academia de la Lengua Española se ha ganado a pulso el sobrenombre de "Terminator de Twitter", o ¿deberíamos llamarle el "Terminador de Piador"? Nunca se ha mordido la lengua a la hora de lanzar todas sus opiniones con crudeza y su última víctima ha sido ni más ni menos que el Black Friday. ¡Si es que ya no se corta ni con la más ancestral de nuestras tradiciones!
Con la habitual lírica que caracteriza sus críticas, ha criticado no tanto la importación de esta tan capitalista tradición, sino el uso de un anglicismo para denominarlo. Todo aderezado con una españolísima palabra: Gilipollas. Hay que decirlo más.
¿Por qué Black friday y no Viernes negro?... Puestos a ser gilipollas, seamos gilipollas en castellano.
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) 21 de noviembre de 2017
Lo cierto es que Viernes negro no es un nombre que invite mucho a salir a la calle a comprar cosas en las tiendas, sino más bien a ir al banco y retirar todo nuestro dinero que habíamos invertido en el Ibex-35 y guardarlo debajo de la cama. En realidad Black Friday suena a lo mismo, pero con el nivelazo de inglés que tenemos los españoles nos suena como a cosa glamurosa.
Inmediatamente, muchos tuiteros han apuntado a las diferencias de las connotaciones que la palabra negro tiene en español y en inglés:
Eso es debido a que en "castellano" el color negro se a relacionado siempre con cosas malas...pero vamos,más que cosa de idioma es algo apegado a la sociedad,formas de expresarse y puede que eso de la "peste negra" que asoló 3/4 partes de Europa...
— Frikula (@Frikula) 21 de noviembre de 2017
El black, en este caso, no tiene nada que ver con si es bueno o malo. El negro es para distinguir del rojo: contablemente el negro es positivo y el rojo negativo. El negro viene del incremento de ventas al iniciarse la campaña navideña
— Megalosandros (@megalosandros) 21 de noviembre de 2017
Requerido sobre el uso de tan contundente epíteto en lugar de otras bellas palabras que el idioma castellano cuenta entre su arsenal y menos maldonante, con
Porque gilipollas es un estúpido que no sabe que lo es. Saludos desde España. querida amiga.
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) 21 de noviembre de 2017
Acción de Gracias, Arturo también tiene un mensaje para ti
Hay colegios donde ya se celebra el Día de Acción de Gracias gringo y los niños dibujan pavos. Como dije alguna vez, los españoles estamos siendo gilipollas por encima de nuestras posibilidades.
— Arturo Pérez-Reverte (@perezreverte) 21 de noviembre de 2017
Y es que no solo ha criticado el Black Friday, que no deja de ser un fenómeno comercial que interesa a todas las marcas, también que en algunos colegios se haya comenzado a celebrar el día de Acción de Gracias, una fiesta de corte religioso habitual en el mundo anglosajón pero que nunca había tenido arraigo en España.
La respuesta es bastante simple:
Como si hubiera algo más español que apuntarse a todas las fiestas...
— Roberto PF (@roberpf) 21 de noviembre de 2017
¿Por qué se llama viernes negro?
Lo cierto es que se trata de un nombre extraño para una celebración que quiere ser positiva y que parece evocar a grandes catástrofes, epidemias o desastres económicos. Hay una leyenda urbana que apunta a que se debe a que era el día del año en el que los números de los comerciantes pasaban de rojos (negativos) a negros (positivos). Otra indica que su origen viene de la época esclavista, siendo un día en el que se ofrecían esclavos con un fuerte descuento.
Sin embargo, la teoría más aceptada es que la culpable es ni más ni menos que la policía de Filadelfia, en 1966. ¿La razón? El caos que se vivía en la ciudad era tan grande que los agentes encargados de organizar el tráfico y las riadas humanas de las calles comerciales de la ciudad era un infierno tal que acabaron bautizando el día como si fuera una catástrofe.