Whatsapp ha estado caído durante un rato, que no ha llegado ni a una hora. Momento en el que muchos han entrado en pánico, han sentido como el suelo bajo sus pies se hundía... la ausencia de vibraciones en el bolsillo ha hecho que mucha gente comience a hiperventilar porque, claro, no hay otra forma de mantener el contacto con tus amigos y familiares.
Pero aceptémoslo, nos estamos ablandando. Hoy cuando se cae Whatsapp tenemos mil opciones, la primera de ellas es correr a Twitter, ver que es Trending Topinc y respirar tranquilos: no somos los únicos. Hay gente ahí fuera que está en la misma situación que nosotros. Pronto volverá.
Pero hace unos años no era así. Puede parecer increíble, pero hace unos años no existía Whatsapp y había otro chat que regía nuestras vidas: MSN Messenger. Los más viejos recordarán como en su adolescencia la mensajería de Microsoft era el principal método de contacto con amigos, familiares y -lo que es más importante- intereses románticos. Tener el Hotmail de alguien era un vínculo irrompible.
Irrompible hasta que se caía... ¡y se caía continuamente! Y, oh, Dios mío, eso sí que era el final de los días. Tratar de conectarte y darte con un error de conexión era lo más próximo que vas a estar en tu vida de estar solo en una cabaña del bosque en medio de un apocalipsis zombie.
En aquella época no había un Twitter en el que comprobar que el fallo no es solo nuestro. No había un Facebook por donde enviar el mensaje que tiene una cierta urgencia. No había un Telegram en el que replicar el grupo de Whatsapp. Estabas solo y la única manera de comprobar si todo iba bien era un botón llamado "comprobar el estado del servicio" que rara vez se actualizaba. Tú no podías entrar pero él te decía "el servicio funciona correctamente".
Hoy las caídas bestias de Whatsapp duran apenas una hora, pero en aquel entonces las de Messenger podían durar tres o cuatro. Y tú sin saber qué diablos está pasando.
Hoy puedes reírte mientras esperas a que vuelva a funcionar: