Que Boris Yeltsin era un trompas, todos lo sabíamos pero que su afición por beber casi le llevó a crear un conflicto internacional con los EE.UU. esa sí que no era de dominio público.
Resulta que en 1995 el señor Yeltsin se encontraba de visita en la Casa Blanca. Como era habitual para las visitas de estado, el presidente ruso se hospedaba en la Casa Blair, que se encuentra justo delante del ala oeste de la Casa Blanca. Allí se han hospedado todo tipo de personalidades, desde la reina Isabel II hasta nuestro querido Juan Carlos I pasando por presidentes de repúblicas varias.
El caso es que en una de las noches en las que el presidente ruso se encontraba allí se le fue la mano con la bebida. Pero es que se le fue tanto que los agentes del servicio secreto lo encontraron en ropa interior, en medio de la avenida Pennsylvania parando un taxi para comprar una pizza.
No contento con eso, al día siguiente volvió a dejarse llevar por la bebida y se escapó, aún no saben cómo, del servicio secreto. Se escabulló por las escaleras traseras de la residencia Blair hasta el sótano y estuvo a punto de morir tiroteado cuando un guarda del edificio lo confundió con un borracho que intentaba entrar en el edificio por error. Por suerte, el servicio secreto lo rescató.
Estas dos anécdotas fueron contadas por Bill Clinton a Taylor Branch, al que le concedió 79 entrevistas en sus años como presidente. El periodista recopiló las mejores anécdotas en un libro que se publicó hace unos años y del cual se hacía eco el USA TODAY.