“Explorar los estigmas alrededor de la discapacidad en el universo de las citas”. Este era el objetivo de Rebecca Dann al mostrar en una serie de fotografías su cuerpo desnudo de cintura para arriba. Y no se trataba de un topless cualquiera. La joven, más conocida como Becky entre sus cientos de seguidores, sufre escoliosis, una condición que hace que su columna vertebral esté curvada.
La escoliosis es un problema de salud que causa un arqueamiento de lado a lado en la columna vertebral. La curvatura puede tener forma de “S” o “C” y, en la mayoría de los casos, no se sabe qué causa esta condición. Aunque se puede desarrollar a cualquier edad, el tipo más común es la escoliosis idiopática, o de origen desconocido, suele aparecerse en los niños entre los 10 y los 12 años o al inicio de la adolescencia, precisamente cuando están creciendo, siendo una enfermedad más común en las niñas.
No me rechaces cuando veas mi espalda. ¡Soy igual que tú!
Becky tenía cuatro años cuando le diagnosticaron escoliosis. Ahora, con 22 años y completamente hecha a su condición tras años de adaptación, se enfrenta a un nuevo reto: la vida sentimental y las reacciones de las personas cuando se enfrentan a una cita con alguien con la columna vertebral completamente curvada hacia los lados.
Tal y como explica en una entrevista en A plus, lo que más le costaba era hacer entender a quien se sentaba junto a ella en alguno de estos encuentros que, a pesar de tener que desplazarse en silla de ruedas y sufrir esta enfermedad, “ella estaba bien”. Así, tras varias citas incómodas en las que estaba más pendiente de conseguir que su acompañante entendiese que ella es feliz y que no es un drama tener escoliosis que de pasar un buen rato, Becky puso en marcha ‘I’m fine’ –‘Estoy bien’– una colección de fotografías en las que muestra su cuerpo desnudo para cambiar la forma de ver a los discapacitados que todavía tienen demasiadas personas.
“Originalmente empecé el proyecto con la idea de explorar cómo eran las citas cuando una de las dos partes tiene una discapacidad, pero poco a poco se convirtió en un proyecto personal sobre la propia aceptación de lo que soy. Una mezcla entre la percepción que tienen muchas personas ante la la desafiante belleza de las discapacidades a la par que trataba de transmitir el mensaje de que estoy bien. No voy a romperme. Incluso con mi discapacidad soy como todos los demás”.
En las imágenes podemos ver a la joven posando en su silla de ruedas, primeros planos su rostro y poses en las que muestra al objetivo cómo es su espalda. La que tanto ha llamado la atención de todas esas citas. Estudiante de fotografía, inició esta serie de retratos como un proyecto para la universidad aunque sin imaginarse la repercusión que podían llegar a tener su trabajo.
“Al principio estaba muy nerviosa con el hecho de exponerme a que me viesen. Cuando empecé a pensar que todos mis compañeros y profesores iban a ver estas fotos realmente me asusté, pero nunca esperé que el MUNDO pudiera ver mis fotos”, reconoce aún abrumada por la acogida de su trabajo.
No voy a romperme. Incluso con mi discapacidad soy como todos los demás
“Realmente me expuse, pero me alegro de haberlo hecho porque cada vez que hacía una nueva sesión –ya fuese dentro del estudio y sin apenas público o en medio de la cafetería de la universidad rodeada de decenas de desconocidos que interactuaban con ella pintando su cuerpo desnudo– crecía la confianza en mí misma”.
Becky asegura recibir tantos emails y mensajes de apoyo a través de su página de Facebook que no da a basto: “Estoy muy contenta con poder educar a la gente para que asuma mi condición como yo he hecho. Esta mañana he llorado tantas veces leyendo los correos electrónicos que he aprendido a adaptarme a leer con visión borrosa porque las lágrimas no dejaban de caer. La gente es increíble y espero que mi historia sirva para ayudar a todo el mundo, no solo a la gente con esta misma condición”.
“Lo más importante que quiero que la gente aprenda es a no juzgar un libro por su portada, a que no se dejen llevar por un cliché. No me rechaces cuando veas mi espalda. ¡Soy igual que tú!”, exclama la fotógrafa que, no cabe duda, ‘está bien’.
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