Un docente explica a estudiantes de intercambio en Barcelona por qué es legítima la independencia de Cataluña. España es un país hostil para los catalanohablantes, argumenta, y las diferencias entre ambas naciones son tan evidentes al cruzar la frontera que no cabe duda al respecto. Pero cuando una estudiante americana le pide que detalle en qué consiste ese contraste, más allá de la lengua, el ponente se enfanga en generalidades y se muestra incapaz de contestar.
Este es a grandes rasgos el guión de un fenómeno viral, el vídeo 'Una alumna de Erasmus tumba a su profe nacionalista con 1 pregunta', editado por el portal Dolça Catalunya. El conferenciante es Matthew Tree, autor londinense afincado desde los años setenta en Barcelona y afín a la causa nacionalista, pero no es profesor. Tampoco los estudiantes son Erasmus. Se trataba de un grupo de universitarios estadounidenses de intercambio que asistieron a la conferencia 'Catalonia: The future is another country' en julio de 2011.
En el corte viral, Tree asegura que no hablaría en catalán con sus hijos en España, "país" que asegura que no ha visitado en los últimos años, por miedo a que ocurra algo desagradable. Que Cataluña es otro país es algo que "realmente" se puede "percibir", asegura. La joven que le interroga afirma que ella, en sus viajes, no ha observado tales diferencias.
Tree enarbola entonces la verdad de perogrullo de que en España no puede pedir en el bar en catalán. Tras mencionar vaguedades como "la arquitectura" y "la geografía", termina por afirmar que la estructura social e incluso la distribución de las poblaciones es diferente porque "en Cataluña nunca hubo una verdadera feudalización".
Una alumna de Erasmus tumba a su profe nacionalista con 1 pregunta
Para salir del paso, finalmente, Tree resuelve que las diferencias tan presuntamente evidentes le pasarían desapercibidas a una visitante extranjera como su interlocutora. "Si no hubiera frontera, ¿distinguirías a España de Portugal?" es la asombrosa conclusión.
Tras la publicación del vídeo, el autor inglés ha acudido a su cuenta de Twitter para defenderse. Asegura que sus declaraciones han sido manipuladas y se ha acortado la respuesta que dio a la estudiante. Confiesa además que se equivocó al negar que Cataluña fuera un estado feudal: se refería, según él, a la industrialización del siglo XIX. Como demostración ha compartido el vídeo de la conferencia íntegra. Pero el original hace poco por rehabilitar su causa frente al montaje viral.
@juanletux The tape is cut, the laughs are added, and I don’t get any money from the Generalitat. Bye-bye.
En efecto, Dolça Catalunya ha añadido risas enlatadas para ridiculizar a Tree. Pero sus acusaciones de acortar la respuesta son infundadas. Como se puede comprobar sobre el minuto 41, cuando pregunta la estudiante, tenía poco más que añadir antes de pasar apresuradamente a otra pregunta.
La conferencia, en general, es un ejercicio de 'Independentismo para dummies', una colección de todos los agravios, desde anécdotas personales a interpretaciones parciales de hechos históricos, que Cataluña puede reprochar al estado Español. "Os voy a explicar toda la historia de Cataluña en siete minutos", llega a prometer Tree.
Catalonia: The future is another country
"Nunca he tenido la sensación de vivir en España"
La dialéctica de la exposición de Tree es simplista hasta la puerilidad. El nacionalismo catalán es idílico, abierto a extranjeros como él. El "universo catalán" es una arcadia cultural que cuenta con una literatura "muy superior" a lo que el número de hablantes haría sospechar. "No hay una tradición étnica en el nacionalismo catalán", glosa. "Las personas que conocí a mi llegada eran más abiertas cuanto más catalanistas".
España, por el contrario, es un lugar en los que los catalanes se pueden sentir "como los judíos en Austria antes de la II Guerra Mundial", afirma, citando a Josep María Solé i Sabater. Aunque el radicalismo en España contra Cataluña es de una minoría, argumenta, esta ejerce toda la prisión: "Igual que no se podía decir nada bueno de los judíos, en España no puedes hablar bien de Cataluña y ser considerado un buen español. Y esto ha sido investigado", remacha.
Tree adorna su discurso, con el pretexto de entretener a su auditorio en una hora peligrosa para la docencia, justo después de comer, con anécdotas truculentas. Conocidos expulsados de un bar de Burgos por hablar de catalán, un taxista barcelonés que debe esconder el coche en Zaragoza para que no se lo destrocen, y la más jocosa, que atribuye a Empar Moliner, la polémica autora que quemó una Constitución en directo: increpada por un taxista madrileño por hablar en catalán, le aplacó convenciéndole de que en realidad hablaba en italiano.
"No he estado en España desde hace años" - concluye su disertación, momento en el que el corte del vídeo de Dolça Catalunya empieza. "Pero si fuese, no hablaría con mis hijos en catalán, porque podría ocurrir algo desagradable. Mi percepción es que viajar a España es, realmente, entrar en otro país, como viajar a Portugal o a Escocia. Y si la siento como diferente, ¿por qué no debería ser un país independiente?". Es precisamente esta proclama la que deja en evidencia su incapacidad de contestar a la estudiante dónde está, más allá de la lengua, la diferencia entre España y Cataluña.
La historia de Cataluña en siete minutos
El autor londinense explica en su escueto resumen historiográfico que fue al descubrir que había una historia de España paralela y oculta a la de los libros académicos cuando se acercó a al nacionalismo. Comenzando por la Reconquista. Según Tree, hubo dos movimientos: desde Galicia, que formó el reino de Portugal, y desde Asturias, que formó Castilla. Pero su estancia en Cataluña le reveló un tercero: el que conquistó "de Cataluña a Alicante, incluyendo las Baleares".
"Siempre nos han dicho que la historia de España comienza en 1469, cuando Isabel de Castilla y Fernando de Aragón contraen matrimonio" - explica a los alumnos extranjeros. "Pero nadie me había contado que España no estaba unificada en lo más mínimo por aquél entonces. Fernando era conde de Barcelona, y eso era más importante que ser rey de Aragón. Ambas regiones mantuvieron su independencia: su propio idioma, su propia moneda, sus propias leyes, sus propias costumbres, incluso su propia gastronomía..." La unificación, concluye Tree, es un "mito" fabricado por España.
Jorge Vilches, polítologo y profesor de historia de la UCM, zanja sin ambajes: "Todo es falso". La unificación no fue un "mito"sino un acuerdo. "Las dos coronas estarán unidas bajo los mismos monarcas, pero Castilla y Aragón conservarán sus cortes, sus leyes, su administración y su identidad. La única institución común será la Inquisición".
"A pesar de sus títulos de Reyes de Castilla, de León, de Aragón y de Sicilia, Fernando e Isabel reinaban más cada cual en los asuntos de sus respectivas Coronas", explica el profesor Vilches. Los monarcas también tomaban decisiones comunes, sin embargo, y Juana de Castilla heredó los dos reinos, para ser sucedida por Fernando el Católico y Carlos I. En lo que se refiere a la interpretación de las "tres olas" de reconquista previa, es tan apócrifa que un vídeo escolar desmonta la argumentación.
Reconquista española
Vuelta a Matthew Tree. "Cataluña fue forzada a entrar en España", cuenta a los universitarios estadounidenses. El 11 de septiembre de 1714, día de la caída de Barcelona, fue el de "las pérdidas de libertades". A lo largo del siglo XIX España, "irritada", legisló contra la identidad cultural catalana. En 1896 se prohibió hablar en catalán. El arquitecto Antonio Gaudí fue detenido y amenazado por responder a un policía en catalán.
"Es falso de nuevo. No hay más que acudir a la Biblioteca Nacional", responde Vilches. "Los juegos florales en catalán se celebraban en Barcelona desde 1859. Se hablaba y se escribía en catalán con normalidad". El incidente con Gaudí ocurrió, pero bajo la dictadura de Primo de Rivera, como protesta por el Real Decreto sobre Separatismo del 18 de septiembre de 1923.
"Cataluña tiene que ser castellanizada"
Tree cita una fase de un "periódico militar" de 1906: "Cataluña debe ser castellanizada. La gente que vive ahí debe hablar en español, pensar en español y comportarse como españoles, quieran o no". A continuación, acusa: "Esta es la actitud de algunas personas muy poderosas en los medios y los partidos centralizados, sean de izquierdas o de derechas".
La lista de agravios se acumula bajo el franquismo, como es de esperar. El inglés relata como alguien de edad similar a la suya, siendo niño en 1966, entró en el ayuntamiento de su pueblo saludando inadvertidamente en catalán y recibió un golpe del secretario que lo tiró al suelo. "¡Y esto pasaba en los felices sesenta!" - se escandaliza. "Sólo cuando os metáis esto en la cabeza entenderéis lo que han tenido que soportar los catalanes durante cuarenta años".
La Transición tampoco merece su aprobación. "España debía darse una pátina de democracia devolviendo la autonomía a Cataluña y País Vasco, pero la 'aguaron' concediéndola a 17 regiones, incluso a las que no se les había pasado por la cabeza ser autónomas". Vilches se revuelve contra esta interpretación. "La Constitución de 1978 recogió las demandas nacionalistas de la época, plenamente".
Y llegamos así a la actualidad, donde Cataluña no disfruta de la autonomía, según Tree, porque "si hace algo que el Gobierno central no quiere, emite un decreto que lo cambia". La esperanza llegó en 2005 con el Estatut, aprobado por el Parlamento español, que le daba un estátus casi federal, como al País Vasco. Pero fue echado atrás por el gobierno "derechista" del PP y el Tribunal Constitucional, "altamente politizado".
Todo ello conduce al momento independentista contemporáneo. En el momento en el que habla Tree están en pleno auge. Se están produciendo las primera consultas soberanistas en municipios salpicados de Cataluña. La celebración de la Diada se ha convertido en una multitudinaria demostración de fuerza separatista. "La mayor manifestación en Europa desde el desfile en París por la victoria sobre el nazismo", lo define el inglés.
De nuevo, una asimilación de España a los regímenes totalitarios del siglo XX. "Si hay un gobierno racista y xenófobo es el catalán" - lamenta Vilches, "que resta derechos a los españoles residentes allí, incluidos los catalanes".