Septiembre es el mes donde todo empieza o donde todo cambia, según se mire. Hay quienes deseaban volver a la rutina y reencontrarse con su ecosistema habitual. Además del trabajo, es una época de reencuentros y de regresar para disfrutar de los planes más cercanos.
Sobre todo apetecen escapadas diferentes de las veraniegas, volver a lo de siempre pero de manera diferente. En el apartado gastronómico, la mayoría buscan el abrazo de la comida tradicional, que no es tan fácil encontrar fuera de casa.
Para satisfacer este propósito no hay nada mejor que los pueblos de la provincia de Sevilla, que cuentan con un arsenal gastronómico ideal para reconciliarse con sus orígenes. En el Aljarafe, en la Campiña, en la Sierra Sur o en la Norte hay múltiples opciones.
Sin embargo, para aquellos que prefieren no desplazarse mucho, a solo 20 minutos de la capital hispalense está Bormujos, con varios bares perfectos para darse un homenaje sin que el bolsillo se resienta.
Uno de los más famosos es la Bodega Pepe Girón, que destaca por una oferta de guisos pocas veces vista. Los garbanzos con bacalao, el potaje de acelgas, el cocido de calabaza o el menudo de ternera son algunos de los más revitalizantes. También sirven espinacas con tomate, un plato que no se suele presentar en otras cartas.
También los hay con carnes como el pollo al ajillo, la carne con tomate o las costillas ibéricas. Todo ello dentro de una bodega tradicional con barriles donde se conserva el mismo mosto que ofrecen para regar la comida. Muchos tampoco perdonan sus postres caseros. Tiene un salón con capacidad para 200 personas. Hay tapas de casi todo y sus raciones, abundantes, suelen estar en torno a los 10 euros.
El paraíso de las migas
Otro de los imprescindibles de esta localidad del Aljarafe es Bodegas Simeón, que existe desde 1920. El espacio no puede ser más tradicional, con una antigua prensa de uvas y aperos de labranza en su salón principal. El establecimiento destaca por sus arroces. Los tienen con perdiz, de pato, con carrillada o langostinos.
Por su parte, hay quienes nunca se van sin probar algunas de sus contundentes migas, con secreto ibérico o con huevo. Los garbanzos con langostinos, las espinacas con garbanzos y las albondigas de choco también están entre los platos más demandados. Como en Pepe Girón, también se pueden pedir tapas de casi todo y es posible comer por entre 10 y 20 euros.
Asimismo, Bodega Mateto es otro de los obligatorios de Bormujos. Abrió en 1900 en pleno centro del pueblo. Es el más innovador de los tres, pese a que no renuncia a lo tradicional. En sus salones interiores también muestra la tradición vinícola del pueblo, pues se puede ver la prensa donde se elaboraba el mosto.
Tiene como especialidad el arroz con bogavante, aunque también destacan el bacalao con alioli de miel y los pimientos del piquillo rellenos de txangurro. Sus carnes suelen ser muy alabadas por los clientes, al igual que los postres. El precio por persona no suele superar los 20 euros.
Estos establecimientos son solo un ejemplo de la oferta gastronómica de Bormujos, que reúne todos los ingredientes para una escapada gastronómica, especialmente en septiembre, el mes en el que la vuelta a la rutina requiere comidas y guisos reconfortantes sin necesidad de gastar demasiado.