Carlos Vives, durante su actuación en el Iconica Santalucia Fest

Carlos Vives, durante su actuación en el Iconica Santalucia Fest Marta Carrión Sevilla

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Carlos Vives arrasa en Icónica Sevilla entre San Juan Pablo II y Paquita Salas

El colombiano lo dio todo en sus más de dos horas de concierto en las que repasó su carrera con una banda que suena espectacular.

11 julio, 2024 10:18
Sevilla

Carlos Vives actuó este miércoles en el Iconica Santalucia Fest y se trajo de Colombia toda la selva, la percusión, la voz, las ganas y la alegría. Dos horas y media de concierto (Maluma, así sí) en las que orbitó entre San Juan Pablo II y Paquita Salas. 

Cuando Karol Wojtyła llegó a Almonte en 1993 y vio la maravilla que es la devoción a la Virgen del Rocío, dijo eso de "¡Que todo el mundo sea rociero!" Una cosa así bramó Vives desde el escenario del Icónica cuando invitó a los incombustibles Raya Real a cantar con él. ¡Que todo el mundo baile rumbita rociera!

Carlos Vives canta en Sevilla

Lo de Raya Real es una maravilla que lleva al otro gran refrente del concierto de Carlos Vives: Paquita Salas. La mejor representante de artistas que ha dado España ("Júntate a mi lado y tendrás éxito"), definía la excelencia con una idea muy gráfica: la artista 360.

Justo el factor de Raya Real. De noviembre a enero tienen sus famosísimos villancicos flamencos. Todos pasados por la rumba, claro. De febrero a junio, flamenquito rumbero a secas. Descargas para la cadera. Y de julio a octubre, reguetón flamenco. Ni un solo día sin Raya Real. Que todo el mundo sea rociero; que todo el mundo baile por Raya.

Vives, que es un absoluto profesional, lo sabe. Y se llevó al grupo a cantar con él dos de las canciones que le han versionado. 'Fruta fresca' y 'Robarte un beso'. Cantaron los Raya, cantó Carlos, cantó el público. Y cantó hasta el Giraldillo. 

El vídeo más movido de la historia

En la platea, una joven fumaba con una mano y grababa con el móvil usando la otra. Ninguna de las dos cosas se le daba muy bien porque todos sus vídeos acabaron movidos y los cigarros los agotaba en segundos para seguir bailando. A su lado, su madre hacía lo mismo. 

Y unas filas más adelante, los colombianos presentes se descubrieron en cuanto sonaron los primeros compases de 'El cantor de Fonseca'. El bote que dieron en sus sillas los delataron. 

Con constantes guiños a Sevilla y a Triana, a Vives se le notan las tablas. Controla el escenario y aguanta más de dos horas y media con una sonrisa que es contagiosa. Empezó con 'La gota fría' y después llegó 'La bicicleta', uno de sus éxitos modernos más conocidos. 

Sonido espectacular

El éxito de Vives no estuvo solo en su energía inagotable y su lista de canciones que alternaron lo más conocido con algunas canciones más personales. Es que, además, el grupo suena como un cañón de sonido que te apunta al pecho. 

La percusión es espectacular. Y el músico que le toca el acordeón es una suerte de virtuoso que, son solo ese instrumento fue capaz de levantar a todos los espectadores. Nunca un vallenato dio para tanto. 

San Juan Pablo II animó a todos a ser rocieros. Carlos Vives recogió el mensaje y llamó a los artistas más 360, que diría Paquita Salas, para conquistar Sevilla con su ayuda. Lo consiguieron. 

Como un reloj

Mención aparte tiene la organización. Todo funcionó como un reloj en las puertas, los puestos de comida, las barras y la seguridad. Icónica se ha empeñado este año, además, en que quien quiera seguir la fiesta tras el concierto, pueda. 

Y tanto. El grupo cubano que tocaba tras Carlos Vives en la zona de barras era puro ritmo. Cuando por fin los termómetros bajaron de 30 grados era, quizás, el mejor plan de Sevilla a esa hora.