Maluma salió, puntual, a las 22.30 de la noche al escenario del Icónica Santalucía Fest con el termómetro cerca de los 40 grados. Una hora después, ya había cantado hasta el bis y estaba camino de su camerino, donde le siguió el futbolista Sergio Ramos, quien provocó casi tantos gritos como el colombiano.
El concierto de Maluma fue breve. Mucho. Sobre todo si se tiene en cuenta que Tom Jones, de 84 años, había cantado durante más de dos horas en el mismo escenario la semana antes.
Esto, que provocó quejas airadas de parte del público, pasó desapercibido para la mayoría. Habían ido a ver a Maluma. No a escuchar a Maluma. Y, en la cuestión visual, bien. En la musical, Mal-uma.
"¿Dónde están las sevillanas?", arrancó el cantante. Chaqueta blanca a 40 grados y con la firme intención de calentar más el ambiente, el colombiano jugó durante su actuación a provocar sabiéndose rabiosamente atractivo.
El público celebró con ganas sus interacciones con los asistentes. Al descubrir una bandera de Colombia, bajó a dejarse besar por sus admiradores de primera fila. Aplausos entre las afortunadas, que fueron todas chicas.
"¡Pero agarra ahí bien!"
Gritos entre las (y los) que estaban más lejos: "¡Pero agarra ahí bien!", recriminó a pleno pulmón una asistente del fondo, que veía por las pantallas indignada cómo no era ella quien se arrimaba al cantante colombiano.
El concierto, en el que Maluma bailó más que cantó, en realidad cumplió lo que prometía: el colombiano fue quitándose ropa hasta quedar con una camiseta de tirantas y se fue cambiando las gorras y sombreros en función de la canción.
La actuación, más visual que musical, convenció durante el tiempo que duró. El público bailó, cantó. "Quiere salir, fumar, beber/ Subir un video pa' que lo vea él/ Pa' que se dé cuenta de lo que perdió" reza una de sus letras. Tal cual el respetable ayer en la Plaza Nueva de Sevilla. Perreo, todo; música... mucho menos.
"Culpa de Maluma"
Entre el público había opiniones para todos. Muchos bailaban ajenos al hecho de que, de casi todas las canciones que interpretó, Maluma cantó poco. Otros se quejaban. María Ramia, que contaba que acaba de ser madre y era su primer concierto tras dar a luz a Jaime, su hijo, estaba indignada: "Pero si no canta nada, solo le pone el micro al público".
Pero daba igual. Maluma interpretó -que no cantó- Hawái. El público la bailó. Interpretó Según quién. El público la bailó. Interpretó Felices los 4. El público la bailó. La cuestión ayer era elevar la temperatura, no escuchar un concierto al uso.
En un momento dado, el colombiano quiso brindar con el público. Era martes y aludió a que hoy la gente tiene que ir a cumplir en sus obligaciones. "Si mañana les dicen algo en el trabajo, ustedes solo les dicen: fue culpa de Maluma baby". Pues eso. Culpa suya. De Mal-uma.