Otra tarde de paraguas en la Semana Santa de Sevilla. Las hermandades del Carmen y el Buen Fin se echaron a la calle en una tarde desapacible, con mucho viento, frío y lluvia. Las otras siete cofradías del Miércoles Santo, barajando los mismos partes meteorológicos, suspendieron sus salidas.
En Nervión, a las 12:15, se tendría que haber puesto en la calle la cruz de guía de la hermandad de la Sed; dos horas más tarde debería hacer lo propio la de San Bernardo. Las dos cofradías de extramuros tuvieron claro que el día no estaba para procesiones.
A las 15:00 debían salir el Carmen y el Buen Fin, según el horario oficial. Soplaba con fuerza el viento en la calle San Vicente, donde había ganas de ver al Cristo del Buen Fin acompañado por las nuevas imágenes secundarias de Darío Fernández.
Minutos antes de la hora de su salida, el hermano mayor del Buen Fin, Juan Antonio Díaz Rico, anunciaba que, ante la incertidumbre del tiempo, harían estación de penitencia, argumentando que había una tregua hasta las 22:30, aproximadamente, sin demasiadas lluvias. Salieron a las 15:30.
La junta de gobierno del Carmen, presidida por José María Ferrero, tomó la misma decisión, siendo los primeros en salir, después de que unas nubes descargasen una fría lluvia. Ya había dos cofradías en la calle, ante la incredulidad de muchos cofrades que miraban a un cielo amenazante.
La lluvia aparecía a chaparrones. En una calle salía el sol y en otra caían chuzos de punta. Se abrían paraguas y se cerraban. El viento iba repartiendo la lluvia por calles y barrios, a su antojo, creando un desconcierto total. El día no invitaba, ni si quiera, a salir de casa.
Llegaron a la Carrera Oficial estas dos cofradías, mientras iban sucediéndose los noes de la Lanzada y el Baratillo. La hermandad del Cristo de Burgos anunció que no saldrían con varias horas de antelación, evitando que sus hermanos tuviesen que vestir el hábito penitente, sustituyendo su estación de penitencia por rezos ante las imágenes.
En la Carrera Oficial, la plaza de la Campana y la calle Sierpes tuvieron algo más de público; el resto, sobre todo los palcos de la plaza de San Francisco, estaba casi desierto.
Al Carmen le llovió mucho, hasta el punto de hacer charcos en el techo de su paso de palio. Las tulipas de los candelabros de los guardabrisas sirvieron de pluviómetros. Al Señor de la Paz le colocaron un capote para protegerlo del agua.
Charcos enormes e insalvables para los costaleros del Carmen, que acabaron con los pies empapados, al igual que los casi 500 nazarenos que puso en la calle esta cofradía de la calle Feria. Admirable el trabajo de las cuadrillas comandadas por los hermanos Gallego, ganando metros en largas chicotás.
El palio de la Virgen del Carmen hizo su entrada en la parroquia de Omnium Santorum a las 21:39, dos horas y veinte minutos antes de lo previsto. No buscaron refugio en ningún templo y fueron consecuentes con su decisión de salir, con todas sus consecuencias.
El Buen Fin en la Catedral
El Buen Fin llegó a la Campana con su nuevo misterio empapado, al igual que los bordados recién restaurados del paso de palio. Se refugiaron en la Catedral y allí permanecen, sin saber cuándo podrán volver a su templo de la calle San Vicente.
El hermano mayor pidió a sus nazarenos que llevasen sus cirios a su templo de San Antonio, lo que dio pie a una imagen poco decorosa, con los penitentes regresando solos para dejar la cera y las varas en el antiguo convento de San Antonio.
El arzobispo de Sevilla, José Ángel Sáiz Meneses, se acercó a los cofrades del Buen Fin en la Catedral, para darles ánimos en una tarde aciaga y compartir un rato de oración. Un gesto cariñoso y cercano por parte del pastor de la Iglesia sevillana, que vive su tercera Semana Santa en la capital andaluza.
El escultor Darío Fernández presenció en varios puntos del recorrido al Cristo del Buen Fin, acompañado por sus nuevas imágenes. En declaraciones a 7TV, aseguró que las imágenes están en perfecto estado después de haberse mojado, y que fueron secadas con papel absorbente al llegar a la Catedral.
No hubo demora en las decisiones de las dos hermandades que quedaban por decidir. Los Panaderos y las Siete Palabras tampoco tuvieron opciones, ya que las previsiones de lluvia iban aumentando conforme pasaba la tarde. Noche invernal en Sevilla, a 27 de marzo, y sin vistas de mejoría para los días sucesivos.