Desde que acabó la pandemia hay muchas personas dispuestas a celebrar intensamente cualquier evento que la vida te ponga por delante. Efectos secundarios. No nos importa si es un cumpleaños, una romería o una primera comunión. Los más apasionados se conforman con cervecita y tapita de caracoles. En salsa, con tomate, picantes… La temporada de caracoles es otro hito en el calendario sevillano que cuelga su cartel por los rincones gastronómicos de la ciudad. Todos tenemos amigos expertos que recomiendan a qué bar puedes ir este año o a qué barra mejor que no se te ocurra acercarte nunca jamás.
A paso de caracol también hay quien celebra las llegadas de cartas, aunque en el siglo XXI nos tiemble la mano al escuchar ruido en el buzón, no sea que tengan origen en Hacienda o Tráfico. También pueden llegar a través de las redes sociales, aunque no sé si temo más a las primeras o las de ‘X’, que últimamente están tan de moda ¡Ay Madre!
“Ahora el tiempo nos cambió y será para siempre. No dudes por favor, lo dice el corazón”, cantaba Rosa de España. En 2002, hace más de veinte años (quién lo diría) Rosa López llevo a Eurovisión su ‘Europe’s living a celebration’, que nos situó en el séptimo lugar del ranking continental, un lugar mucho más meritorio que el 22 logrado por Nebulossa y su ‘Zorra’ de este año.
Cuenta atrás. Hasta las 20 horas permanecerán abiertos los colegios electorales. ‘The Final Countdown’ era la canción de la banda de rock sueca Europe (1986). Escrita por el cantante Joey Tempest, estaba basada en un riff de teclado que hizo a principios de la década de 1980, con letra inspirada en ‘Space Oddity’ de David Bowie y sonaba en todas las discotecas y bares de copa de la ciudad. No fue ayer, fue hace casi cuarenta años.
¿Europa?, ¿Sevilla? El siete nos acompaña, como el séptimo día en el que nos encontramos, aunque sea 9 de junio. En la calle Siete Revueltas, existe un bar con más de cien años a sus espaldas (fundado en 1922) que recuerda el sabor de los antiguos locales europeos de las metrópolis más modernas, una cervecería en Nervión con el mismo nombre, una plaza en la capital junto a San Martín y varias calles y avenidas en la provincia, un hotel Europa y hasta un colegio internacional que nos recuerdan que somos europeos.
El mundo se mueve rápido, la última semana también. Por primera vez en México una mujer ha llegado a la presidencia (Claudia Sheinbaum), a Taylor Momsen le mordió un murciélago en el escenario del estadio de la Cartuja minutos antes de que saliesen los AC/DC, unos ladrones robaron en una tienda de electrodomésticos del Polígono El Pino, Eloy Moreno fue atacado por una oveja en Andalucía Directo, quitaron los espejos de los escaparates de Tetuán, celebramos el 425 aniversario del nacimiento de Velázquez y hasta cerró el cine de verano de Tomares después de casi 60 años.
La cosa hoy va de números, siete titulares y dos cartas (7+2) que darían para hacerse un siete ¿o un nueve? ‘Veinte poemas de amor y una canción desesperada’ (Pablo Neruda). Pedro y Begoña. Acabamos de celebrar los 23 años caminando juntos por la vida. No es lo mismo nueve que noventa, aunque la vida nos lleve cada día a más de cien. Cada dos por tres hay quien no ve tres en un burro, y más chulo que un ocho, cada uno este domingo vota al candidato número uno o al cero ¿a la izquierda o a la derecha? Libertad ante todo.
Existen libros de autoayuda que invitan a la celebración, y en cualquier democracia que lo sea, se consideran las elecciones -aunque no esté el bolsillo para mucha celebración- como ‘la fiesta de la democracia’. Y siempre mucho más si el resultado acompaña a lo votado. Al final bien. Hoy se decide el futuro de Europa para los próximos años. Celebrémoslo aunque sea con caracoles…