“Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo”. El próximo miércoles comienza un nuevo mes, el quinto del año (número con premio), que además cuenta con 31 días. Un mes largo que en 2024 acabará en viernes. El refranero español es sabio: "Cuando marzo mayea, mayo marcea", "Marzo ventoso y abril lluvioso hacen a mayo florido y hermoso". A ver si es verdad eso de "agua de mayo, pan para todo el año".
El apellido Mayo es uno de los más frecuentes entre los nombres de, junto con Abril. Alfredo Mayo fue una de las estrellas del cine nacional durante los años cuarenta. Descubro que en realidad se apellidaba Fernández ¡Qué chasco! Por la misma época triunfaba en Estados Unidos Virginia Mayo, compañera de reparto de Danny Kaye, Dana Andrews, James Cagney, Burt Lancaster o Gregory Peck. Es lo que tienen los nombres artísticos, el marketing y la globalización. Eso que dicen ahora de los tiempos modernos...
Entre quienes celebran su cumpleaños este mes se encuentran muchos artistas, entre ellos mi admirado Raphael (5), que sigue dando guerra sobre los escenarios. También cumplirán Lolita (6), Enrique Iglesias (8) o Pablo Alborán (31). Artistas y artesanos, como los vecinos del Pasaje Mallol (que no ‘Mayol’). ¡Ay, madre!
Mayo es el nombre de la famosa clínica de Rochester, y hasta no hace tanto la Alfalfa estaba engalanada con el cartel de Calzados Mayo. Nuestro monumento al Dos de mayo está en la Gavidia, donde la estatua de Susillo preside la plaza junto a la bodega del mismo nombre, enfrente de la casa en la que nació Luis Daoiz Torres. Muy cerca de allí, en el Palacio Bucarelli (San Lorenzo), la periodista Stella Benot -otra sevillana ilustre- ofrecerá este viernes, 3 de mayo, la Exaltación de la Cruz de la Soledad de San Lorenzo. Mes crucero por excelencia.
Por aquí nuestras arcas están medio vacías tras treinta días cargado de celebraciones, entre la Semana Santa -aunque ya hay pasos casi todo el año- y la Feria de Abril -de sábado a sábado-, los sevillanos hemos vaciado los bolsillos en pro de la celebración de la llegada de la primavera, sin caer en que se acercaba el mes de María y de las flores. Este año tampoco está la cosa como para viajar a Cova de Iría. ¿O sí?
¿Créditos? Se acercan las cruces de mayo (aunque la de los niños ya han tomado las calles desde abril), El Rocío, el Corpus, Glorias, pregones... Primeras comuniones, bautizos, bodas, aniversarios y sus pertinentes regalos. Hay que quedar bien a toda costa, aunque acaben de ‘mayarnos’ a todos. Como a las flores sin agua.
Feliz con mi gente. Todos los días del año hay que subir y bajar cuestas para poder cortar el bacalao. Sevilla es muy plana, y si la comparamos con localidades como Cazorla o Zahara de la Sierra, aquí apenas tenemos cuestas. Y si acaso adoptamos la del Caracol. Por no tener, casi escaleras. Hasta la Giralda, con sus 104 metros, cuenta con 35 rampas para poder subir hasta el campanario. Una cuesta casi tan larga como la de este mes.
"El bien es lento porque va cuesta arriba. El mal es rápido porque va cuesta abajo" (Alejandro Dumas). Todos deberíamos tener derecho a cancelar nuestras agendas durante cinco días para poder pensar en descartar alguno de los eventos que se nos presentan durante los próximos días. Lo del mes de mayo en Sevilla no son cruces, sino cuestas. Tan largas como la del Bacalao para los costaleros. Ese pez teleósteo que está colgado en la esquina de Argote de Molina con Placentines más tieso que una mojama. Como la cuenta corriente de muchos sevillanos a estas alturas. Llega mayo. Gracias a Dios, como dice el proverbio escocés: "la sonrisa cuesta menos que la electricidad y da más luz". Iluminémonos.