Marabunta es la "población masiva de ciertas hormigas migratorias, que devoran a su paso todo lo comestible que encuentran", según el diccionario de la RAE. También "conjunto de gente alborotada y tumultuosa", en la segunda de las acepciones. En Sevilla lo llamamos bulla, que la misma institución define como "gritería o ruido que hacen una o más personas", "concurrencia de mucha gente" o "Prisa, apresuramiento".
¿Regresará este domingo la bulla? Todo apunta a ello. Hasta algunas iglesias tienen que aforarse para que no crucen los visitantes a ver los pasos mientras se celebran misas. ¡Dios mío! El domingo del Pregón la cola para visitar los pasos del Santo Entierro llegaba hasta el Duque ¿Sería por los versos que dedicó a la Canina el pregonero? Con lo tranquila que está la iglesia durante todo el año. Somos noveleros.
Durante el solemne Via Crucis que dicha hermandad celebró hace unos días, me comentaba una amiga al paso del Cristo Yacente por la calle Monsalves: “vamos a tener que ver las imágenes en Cuaresma, ya que se pueden apreciar mucho mejor que en Semana Santa, sin tanta gente. Aquí es donde se puede ver bien esta genial obra de Juan de Mesa. Sin urna, ni gente”. Tenía razón.
Es Domingo de Ramos y “a quién no estrena se le cae la mano”. Incluso luciendo prendas nuevas nada impedirá que muchas casi pierdan también los pies, ya de vuelta con los zapatos en las manos tras un largo día de caminata o por los pisotones, si es que se encontraron con alguna bulla.
Por lo general, la bulla en Sevilla es pacífica, sin definición homogénea de olores o colores, y aunque no hay reglas escritas sobre cómo debemos afrontarla, los sevillanos conocemos unas normas transmitidas entre generaciones: déjate llevar, no se fuma, arrastra los pies (sobre todo aquellos que andan como cangrejos ante los pasos), no empujes... "Oiga, que llevo esperando más de dos horas y mi niño no puede ver". Ya nos encontramos inmersos en la bulla. Paciencia que de aquí se sale. Ojo que no te pille por medio una bici o un carrito, por muy plegable que sea te dejará sin diagonales de escapatoria.
Todas las bullas no son iguales. Las hay paradas o plegables -suelen utilizar sillitas de bazar-, como la que espera desde horas antes la salida o entrada de una cofradía a las puertas de una iglesia; o en movimiento. Estas a su vez pueden ser unidireccionales: cuando todos quieren acceder a la vez al mismo lugar, como ocurre en el Salvador cuando va a salir La Borriquita; bidireccionales, como las que se forman cada vez que intentamos cruzar la carrera oficial entre vallas. Como vacas antes de ser herradas; u omnidireccionales, aquella que te puede engullir en el cruce de las calles Francos, Chapineros y Pajaritos tras el paso de una cofradía entre quienes quieren ir a ver otra, desean esperar a la siguiente o suben en dirección contraria. ‘Misión imposible’. Como la de Tom Cruise en 1996. Recuerda que existen zonas saturadas, como las de pisos turísticos, que es preferible conocer para no entrar.
Huir de la bulla. Cada vez hay más personas que tiene como objetivo encontrar sitios idóneos en los que suele haber menos gente para ver las cofradías. Si lo hallas mejor no lo cuentes, porque lo podría recomendar algún influencer y el año siguiente no podrás acceder. Otra fórmula para escapar de la masa sería una silla o colgarse en un balcón, pero en Sevilla no hay balcones para todos. Como las barcas de ‘Titanic’. "Prefiero ver una o dos cofradías bien antes que meterme en una bulla”, dicen muchos a medida que cumplen años. "Ya las he visto todas muchas veces". Las modas cambian. Aunque sea lo mismo nunca es igual.
Como decía Jack Dawson (Leonardo Dicaprio) en la misma película: “La vida es un juego de Azar”, encontrarse con una bulla también. Esta semana no hay Google Maps que sirva. Los de aquí sabemos que el camino más rápido para llegar de un punto a otro en Semana Santa no es aquel que menos metros tiene, sino el que nos permita llegar a través de rodeos y atajos en los que sabes que no te pillará bulla alguna. Es como aquella expresión que popularizaron Los Morancos: “Maratón, mi gente, Triana, veinte kilómetros” (Ángel Berral). Para eso has tenido que recorrer la ciudad muchas veces. El pregonero recordaba hace una semana la célebre frase de Angelito ‘El Aguaó’: "Cofrades a la calle". ¡Ay madre! ¡Más gente! Comienza el año nuevo sevillano. Amanece uno de los días más bonitos y alegres de la ciudad. Todo merece ser contemplado, a pesar de la bulla. Es día de palmas. Disfrutad y guardad en la memoria. Hoy es Domingo de Ramos.