Toda una vida de devoción.

Toda una vida de devoción. Curro Pérez

Sevilla

Nani Gómez, camarera de la Virgen de las Aguas, se sincera sobre su labor: "Me eché a llorar cuando escuché lo que decían"

A través de su experiencia, Encarnación nos permite vivir uno de los momentos más íntimos y admirados por cualquier sevillano. 

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Nani no recuerda su vida sin la Virgen de las Aguas. Desde que puso un pie en la Hermandad del Museo, hace ya tantos años, su devoción por Ella ha sido el motor de su vida.

Su nombre real es Encarnación Gómez Villanueva, pero todos la llaman Nani. Con 62 años y 16 como camarera de la Virgen, no concibe sus días sin cuidar de Ella. Porque, como dice con una sonrisa, "esto no es un trabajo, es un regalo".

La primera vez que le ofrecieron ser camarera, allá por los años 80, tuvo que decir que no. "Había sido madre y tenía claro que, si aceptaba, tenía que entregarme al cien por cien. No era el momento". Pero la Virgen volvió a llamarla.

Nani lleva 16 años en el cargo.

Nani lleva 16 años en el cargo. Curro Pérez

"Fue en 2009. Sonó el teléfono cuando volvía del trabajo en el autobús y, cuando escuché lo que me decían, me eché a llorar. La gente me miraba, pero yo solo podía pensar: ‘Has vuelto a buscarme para que cuide de ti’". Y ahí sigue, 16 años después, con la misma emoción del primer día.

Su vínculo con la Virgen de las Aguas nació de un flechazo en Lunes Santo. "Nos apuntamos a la hermandad mi novio y yo porque nos enamoramos de Ella. Fue así de sencillo". Poco después, Paco Santos, el vestidor de la Virgen, le pidió que se acercara. "Me temblaban las piernas. La tenía a una cuarta de mi cara y me di cuenta de su belleza, de cómo nos habla con la mirada".

Ser camarera de la Virgen no es solo una labor, sino una gran responsabilidad. Nani se encarga de su cuidado con un mimo exquisito. Desde cambiarle la ropa hasta peinarla, limpiar sus enseres y asegurarse de que cada detalle esté perfecto.

"Cada vez que la desvisto para cambiarla, siento la misma emoción. Es un momento íntimo, como si fuera mi madre y estuviera cuidando de Ella", explica con emoción.

Con la primera oportunidad no era su momento.

Con la primera oportunidad no era su momento. Curro Pérez

Y es que esto ocurre lejos de las miradas, al igual que cuando alguno de nosotros nos cambiamos de ropa. Solo Encarnación y sus compañeras son testigos de este proceso, al que dedican muchas horas, en silencio y con devoción, para que la Virgen luzca siempre radiante, tanto en su altar como cuando procesiona por las calles de Sevilla.

Nani ha vivido momentos inolvidables junto a Ella. "La primera vez que me llevé sus cosas para lavarlas, la primera vez que la peiné… Eso no se olvida". Y también los más duros. Cuando perdió a su marido "cuando aún era muy joven", sintió que se hundía.

Una labor muy admirada.

Una labor muy admirada. Curro Pérez

"Me costó levantar cabeza, pero la hermandad y la Virgen fueron mi refugio. Recuerdo el día en que volví a ponerme delante de Ella. Fue como si me dijera: ‘Aquí estoy’". A partir de ese momento, poco a poco, recuperó su vida y todo volvió a ser más parecido a lo de antes. "Ella es mi guía y mi fuerza".

La devoción que despierta la Virgen de las Aguas en Sevilla es algo especial. "No hace falta que nadie la explique. La miras y ya no puedes separarte de Ella". Y cada vez que la ve vestida y lista para salir, siente la misma emoción. "Siempre le digo lo mismo: ‘Ahí vas, para que Sevilla entera te disfrute. Pero vuelve pronto a casa’".

Las noches previas a la Semana Santa tienen un encanto especial para Nani. "El Viernes de Dolores, cuando se pone el farol de entrevarales, sé que ya nadie más subirá al paso. Todo está listo. Es una noche muy emotiva".

Y es que, a pesar de los años, sigue sintiendo la misma emoción cada vez que la tiene delante. "Cada día lo disfruto como si fuera el primero". Porque la Virgen de las Aguas no es solo una imagen para Nani a la que venerar, es parte de su vida, su refugio y en especial, su confidente.