El expresidente del Sevilla, José María del Nido, sentado junto al busto de Lopera en el palco del Benito Villamarín en 2007.

El expresidente del Sevilla, José María del Nido, sentado junto al busto de Lopera en el palco del Benito Villamarín en 2007. EFE

Sevilla

Del busto de Lopera a la paz 'in extremis' entre Betis y Sevilla: los intereses comunes enfrían su larga historia de enemistad

La tensión se tornó en violencia en numerosos episodios de los 90 y 2.000. Ahora, la ruptura solo duró tres meses.

Más información: La nueva realidad de Sevilla y Betis: así les afecta una ruptura de relaciones que recuerda a épocas pasadas

Sevilla
Publicada

El derbi de este domingo entre Betis y Sevilla será recordado como el de la paz 'in extremis'. Ambos equipos acordaron el pasado martes que volverían a retomar las relaciones tras la ruptura del pasado diciembre.

Se busca dar un ejemplo de cordialidad y que la tensión no se traslade a las aficiones. Detrás de ello también hay intereses comunes. Porque ambos equipos son los representantes de La Liga en la Comisión que pretende reformar el arbitraje. En ese contexto, convenía estar unidos.

Lo reconocía el mismo presidente del Betis, Ángel Haro. "Rivalidad tiene que haber pero fuera de esa rivalidad, incluso hay ámbitos donde podemos coincidir y tener intereses comunes como en LaLiga y en la Federación", decía.

La de Betis y Sevilla es la historia de una larga enemistad en una ciudad dual. Es una afirmación que va más allá del tópico. Se palpa en cada esquina de la ciudad. Hay hasta parejas de los dos equipos. Hijos de padres béticos que salen sevillistas y viceversa.

Se vive con normalidad, siempre dentro de los cauces de la ironía y la broma. Lo que se conoce como la típica 'guasa sevillana'.

Lopera y Cuervas

Sin embargo, hubo ocasiones en los que el agua llegó el río. Son historia de España y se recuerdan en la previa de todos los derbis. El episodio más célebre sucedió en 1995, cuando Manuel Ruiz de Lopera llamó "borracho" a Luis Cuervas en un encuentro de la Cadena COPE, con Ámparo Rubiales, delegada del Gobierno en Sevilla, de mediadora.

"Yo no vengo de tomar whisky. Y si me tengo que tomar un whisky, me lo tomo, porque sé tomarlo y tú no sabes tomártelo", dijo el presidente del Sevilla. "Por eso bebo agua", dijo el del Betis.

Cuervas acabó llamando "desgraciado" a Lopera, que le dijo "borracho". Hasta hubo que contenerlos para que no llegasen a las manos.

Del Nido, frente al busto de Lopera

La tensión siempre estuvo latente durante los 90 y el comienzo de los 2.000. La llegada de José María del Nido Benavente a la presidencia fue otro punto álgido de la enemistad. Los cruces de declaraciones fueron constantes durante su coexistencia.

Sin embargo, todo pasó a mayores en 2007, cuando ambos equipos jugaron en Copa del Rey. En pocas semanas habían jugado tres veces. Lopera quiso negar la entrada al palco de Del Nido ya que este no aceptó la entrega de un 'Monumento a la afición' que el Betis entregaba a todos los visitantes.

El máximo accionista del Betis, que no acudía al estadio en aquella época, quiso negarle la entrada al palco, pero no pudo. En su lugar decidió sentarlo junto a un busto de su cara. La imagen también forma parte de la historia.

Botellazos y hasta cuchillos

Pero enfrentamientos como este tuvieron consecuencias en la grada y en el campo. En aquel mismo derbi, el técnico sevillista, Juande Ramos, recibió el impacto de una botella de cristal y tuvo que ser trasladado en ambulancia al hospital.

La tensión de estos años hizo que se registraran otros muchos incidentes. En 1999 cayó un cuchillo al césped del Sánchez Pizjuán. En la previa de otro derbi del 2002 en el feudo sevillista, tres jóvenes le dieron una paliza a un guardia de seguridad. En ese mismo partido, un aficionado del Sevilla saltó al campo para agredir al portero bético, Toni Prats, que pudo contenerlo.

También sucedió en el campo del Betis. En el 2000, se tiró el mástil de una bandera al campo. Fue alzado en señal de triunfo por Olivera, uno de los artífices de la victoria sevillista por 1-3. En 2002 hubo lanzamiento de bengalas a la zona de aficionados rojiblancos.

Durante estos años fue habitual ver a ambos equipos jugar fuera de sus estadios como locales por la clausura de los suyos. Los enfrentamientos entre sus ultras se sucedían con más frecuencia. La tensión institucional se trasladaba a sus aficiones. Eso es lo que se quería evitar ahora.

La paz entre Betis y Sevilla llegó a raíz de la muerte de Antonio Puerta en 2007. Del Nido y Lopera se fundieron en un abrazo en el funeral del canterano sevillista. Pasaron 17 años hasta que volvieron a romperse las relaciones el pasado diciembre.

La enemistad actual

Partió del equipo rojiblanco. Se sintió ofendido porque los verdiblancos denunciaron a sus canteranos Juanlu, Isaac y Carmona. Ellos celebraron la victoria en el derbi de ida con una bandera que tenía el escudo del Betis tachado. El Comité de Competición los sancionó con un partido que cumplieron ante el Celta.

Las aguas ya estaban revueltas desde el derbi copero del 2022, el del palo a Joan Jordán en el Benito Villamarín.

La ruptura se iba a manifestar en el derbi de este domingo. El Sevilla no iba a ir al palco y el Betis, en principio, tampoco le iba a ceder otro espacio en el estadio. Sin embargo, todas las instituciones de la ciudad han puesto de su parte. Han mediado desde el Ayuntamiento y subdelegación del Gobierno.

Los dos presidentes se pusieron en contacto y la paz se firmó apenas cinco días antes del derbi. "Hemos entendido la necesidad de establecer un marco de comunicación fluida, de relación honesta y que los derbis se jueguen en el terreno de juego", decía Del Nido Carrasco, presidente del Sevilla.

Por su parte, el del Betis, Ángel Haro se centró en lo mismo. Además, recalcó la importancia de solventar con "comunicación" y "diálogo" cualquier conflicto que pueda surgir.

Las necesidades de ambos equipos han primado sobre los rencores. Se mantendrá la relación institucional tras un encontronazo de apenas tres meses. Una vez más, todo quedará en el campo, sin olvidar los ecos en bares y casas, donde la 'guasa' sevillana seguirá moldeando la rivalidad eterna entre Betis y Sevilla.