Diego y Sonio, dos de los castañeros de la Avenida de la Constitución

Diego y Sonio, dos de los castañeros de la Avenida de la Constitución E.E. Sevilla

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Los castañeros, al calor del cambio climático en Sevilla: "Hay meses que ganamos solo 200 euros"

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Con la llegada de octubre es habitual encontrar plantados en las principales calles de Sevilla pequeños puestos en los que se venden castañas asadas. La Avenida de la Constitución, que va desde Puerta Jerez, pasando por la Catedral hasta la Giralda, es una de las zonas dónde más vendedores de este fruto seco pueden encontrarse.

El agradable olor a castaña que emana de las ollas se convierte en una verdadera prueba de resistencia para quienes pasan por su lado. Una vez entrada esta época del año, poca gente le hace ascos a unas castañas recién hechas. Sin embargo, las altas temperaturas que acompañan a Sevilla a pocos días de entrar en noviembre no invitan a comprar el cartucho.

La escasa demanda es algo que cada vez notan más los vendedores ambulantes que denuncian que, al contrario de lo que muchos puedan pensar, el negocio de la castaña "no es rentable ni ahora con calor ni cuando hace frío". 

A la semana, los castañeros compran entre 15 y 20 kilos del fruto. El precio del kilo está variando continuamente, pero suele oscilar entre los dos y cuatro euros. A este gasto se le suman otros como el mantenimiento del carro -unos 250 euros cada temporada-, la cuota de autónomo o el aparcamiento. Este último alcanza los 180 euros al mes. 

En otras ocasiones en las que las lluvias han escaseado, el precio del kilo ha alcanzado los 4,50 euros. En este momento "las castañas no están muy caras porque ha llovido mucho". Sin embargo, el precio al que se pueden encontrar en las fruterías llama la atención.

Y es que hay establecimientos que venden a nueve euros los 1.000 gramos, el doble de lo que cuesta en Mercasevilla. 

Teniendo en cuenta todo esto, Diego, castañero desde hace 13 años en el centro de Sevilla, señala que "al saco de castañas se le saca unos 35 euros" y que, dependiendo del mes, los beneficios van desde los 200 hasta, más o menos, 1.500 euros. 

Competencia ilegal

Quienes más compran castañas en los puestos de Sevilla son los turistas, sobre todo "los chinos, los alemanes y los americanos". Sin embargo, los sevillanos "esperan hasta diciembre, e incluso hasta Navidad, para comprar", algo que hace que la inversión inicial -de alrededor de 1.000 euros- no se amortigüe hasta llegada esta fecha.

"Diciembre es el mes fuerte para los castañeros". La gente está en la calle y los adornos navideños invitan a saborear el fruto otoñal. No obstante, que el año pasado la decoración pertinente estuviera ubicada, en su mayoría, en zonas alejadas del centro hizo que el último mes de 2023 "fuese el peor"

Además de las altas temperaturas que caracterizan Sevilla una vez entrada la temporada de castañas -que empieza el 15 de octubre y acaba el 15 de enero-, otro de los hándicap que tienen que sortear los vendedores es la competencia ilegal. Denuncian que hay muchos puestos que "no tienen papeles ni pagan ningún tipo de cuotas". 

No es un negocio rentable

La jornada laboral de los castañeros va desde las ocho hasta las diez horas diarias, dependiendo de la demanda que haya. Muchas veces son dos trabajadores los que están en el puesto, aunque al ser, en su mayoría, matrimonios, los beneficios no se tienen que repartir. En cambio, a la larga "sí cuesta mucho dinero mantener a dos personas trabajando en la calle".

Por todos estos factores, Diego confiesa que "no es un negocio rentable", pero que año tras año sigue fiel a él porque lo ha heredado primero de su abuelo y luego de su padre. En su caso, tanto él como Sonia, su mujer, compaginan la labor de castañeros con el de trabajador de campo y pescadera.