El gradual descenso de las temperaturas en Sevilla, que dan paso a la llegada del otoño, invita a hacer planes al aire libre. En la provincia se puede encontrar una gran variedad de este tipo de actividades, y una de las más recurrentes es el senderismo.
Son famosas algunas de las rutas distribuidas por todo el territorio hispalense, ya sea por sus impresionantes paisajes, sus arroyos y embalses de aguas cristalinas, o sus castillos y accidentes geográficos.
Este último es el caso de la Ruta de la Cueva de la Batida, en Carmona. Un sendero que combina a la perfección naturaleza e historia. En efecto, en esta ruta se conjugan los elementos de la naturaleza con la mano del hombre, que pervive sobre la roca desnuda y cuyos misterios, hallados en el interior de una recóndita cueva, están aún por descifrar.
La ruta
La ruta parte de la Puerta de Sevilla, discurriendo a través del camino de San Mateo. Sin embargo, antes del inicio pueden visitarse lugares emblemáticos como el Alcázar del Rey Don Pedro, El Parador y La Puerta de Córdoba.
Posteriormente, el camino se extiende por senderos medievales y vías romanas, atravesando enclaves como el Puente Romano con Cinco Ojos, un antiguo cortijo en ruinas desde el que destaca la famosa Torre de Martín Pérez, hasta llegar, finalmente a la cantera romana de la Cueva de la Batida.
La inscripción árabe
En su origen, este emplazamiento se trataba de una cantera situada cerca de la ciudad, y fue utilizada desde la época del Imperio Romano hasta el siglo XVIII, cuando poco a poco se abandona el uso de la piedra para la construcción.
Durante su explotación, que pasó por manos musulmanas, se excavaron alrededor de la Batida pequeñas construcciones, aberturas huecas en las que se instalaron algunos de los trabajadores que hacían su vida allí.
En una de estas aberturas, ahora de difícil acceso, se puede encontrar una inscripción árabe aún por descifrar. Tallada sobre lo que parece un altar de piedra, se cree que pudo pudo haber sido tallado por un grupo de trabajadores de la cantera.
Es probable, también, que se trate de un motivo religioso, un lugar de descanso, rezo o meditación de algún peregrino o ermitaño musulmán, tal y como ha deducido el arqueólogo municipal de Carmona, Juan Manuel Román.
En cualquier caso, y a falta de una traducción que logre descifrar el origen y significado de esta inscripción, el misterio seguirá allí presente para cualquier visitante que decida recorrer el sendero de la Cueva de la Batida y adentrarse en esta antigua cantera.