"Quizá Dios pueda decirme qué coño está pasando". Esta frase que dice John Weir, el personaje que interpreta Kiefer Sutherland en Rabbit Hole, representa nuestro sentir al finalizar el primer episodio. Y durante varios momentos del segundo. Y cuando este acaba. Seguramente en todos y cada uno de los siguientes, pero no quiero hacer falsas promesas porque solo he podido ver los dos que se estrenan hoy en SkyShowtime.
Si disfrutáis con puntos de partida como el de la primera película de la saga Misión Imposible, es decir, con tramas en las que se revela que un maestro del engaño ha sido engañado por un maestro del engaño aún mayor, este thriller de espionaje y conspiraciones es la serie palomitera para pasarlo bien que estabais esperando.
John Weir no es Jack Bauer. Este agente libre recibe muchos más golpes que los mamporros que daba impunemente el agente de la unidad antiterrorista de 24. Y a pesar de que, como marcan las convenciones del género, arrastra traumas del pasado, tiene un sentido del humor que parece muy autoconciente.
La trama de Rabbit Hole no transcurre en 24 horas, pero también es una carrera contrarreloj, la de un personaje atrapado en una espiral cada vez más increíble y sorprendente que deberá desentrañar para limpiar su nombre. Un nombre y un rostro que aparece en todas las pantallas de la ciudad, porque es el hombre más buscado por dos asesinatos que no ha cometido.
En esta serie nada es lo que parece. Todo lo que creemos haber visto se desmonta en el acto siguiente, como un truco de magia. Uno en el que no sabemos quién es el mago. No lo sabe el espectador y tampoco el protagonista. Esto hace emocionante el viaje, porque nos sorprendemos a la par que Weir, y aunque de vez en cuando él también se guarda un as bajo la manga, si es para revelar un cliffhanger como el del final del primer episodio siempre se lo perdonaremos.
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Se producen tantos giros inesperados que no sabemos por dónde nos da el aire. A veces todo es tan loco, que parece que los guionistas están haciendo en tiempo real un "lo hacemos y ya vemos". Podría ser una parodia no intencionada, pero su espíritu es tan contundente y generosamente lúdico y divertido que compramos lo que vende, nos tomamos una biodramina y nos subimos a su barco.
Los críticos que han podido ver más episodios hablan maravillas de la química entre Sutherland y sus compañeros de reparto Meta Golding (Los Juegos del Hambre), Charles Dance (Juego de tronos) y Rob Yang (Succession), así que la cosa no podría apuntar mejor y eso que no necesitaba más razones para convencerme.
Las series de Emmy están muy bien, y el placer que proporcionan es muy distinto al del puro entretenimiento, pero confieso que no puedo esperar a hacerme un bol de palomitas para sentarme a ver cómo continúa esta entretenida historia, que parece decirme: "si yo no me tomo en serio, tú tampoco tienes por qué hacerlo. Relájate y disfruta".
'Rabbit Hole' estrena sus primeros dos episodios el 31 de marzo en SkyShowtime. Los siguientes estarán disponibles los viernes.