El nombre de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, más conocido como El pequeño Nicolás, es sin duda uno de los que más se han pronunciado en los pasillos de los juzgados y en los platós y redacciones de los medios de comunicación. Llevados por una mezcla entre curiosidad e incredulidad, todos sucumbieron al fenómeno que provocó su historia, que ahora se repasa en Pícaro: El pequeño Nicolás, la nueva serie documental que se estrena el 15 de febrero en Netflix.
Nacido en Madrid el 18 de abril de 1994, el ascenso del Pequeño Nicolás fue vertiginoso y ha implicado toda clase de engaños, suplantaciones y escándalos varios que han culminado en causas judiciales, arrestos y condenas. Una serie de sucesos que ya forman parte de nuestra cultura popular.
Aunque gran parte de este relato se aborde en la serie documental, quizá es necesario recordar de dónde salió este personaje y cómo su afán de protagonismo le llevó a codearse con los grandes nombres de la política española y a pasar desapercibido en los mayores círculos de poder en nuestro país.
Comienza la historia
Era cuestión de tiempo que Netflix viera en El pequeño Nicolás el filón de una gran historia, porque la suya es una de las más sorprendentes que han tenido lugar en España en los últimos años. Todo comienza en Madrid, con un joven Francisco Nicolás que, desde muy pequeño, siempre se sintió atraído por el drama y la opulencia.
Vivió con su abuela desde los 14 años y era estudiante de derecho -carrera a la que accedió en 2012 gracias a que un amigo hizo por él la selectividad falsificando su DNI-, pero la normalidad era sólo una fachada para él. Detrás de ella se escondía una identidad alternativa, una vida en la que ejercía una importante influencia en el mundo de la política y lo empresarial.
Sus métodos eran muy calculados y de forma muy astuta estafó a decenas de personas, prometiéndoles lucrativas oportunidades de negocio a través de los supuestos contactos que tenía en la Administración Pública y en el gobierno español. Lo cierto es que era muy meticuloso, llegando a alquilar coches de lujo o contratar guardaespaldas personales para reforzar su identidad y su narcisismo.
Logró hacer lo que parecía imposible, infiltrándose en los niveles más altos del poder español, codeándose con personas del gobierno de aquel momento e incluso haciéndose pasar por miembro del CNI (Centro Nacional de Inteligencia). Su descaro le permitiría también asistir a eventos de alto perfil como, por ejemplo, la coronación del rey Felipe VI.
El principio del fin
Todo este relato de ambición tocó techo y su fachada comenzó a derrumbarse en octubre de 2014, cuando el protagonista de esta historia fue detenido por la Policía Nacional, siendo acusado de falsificación, fraude y suplantación de identidad. A pesar de ser puesto en libertad bajo fianza poco después, este arresto sería el comienzo de sus problemas legales.
El protagonista del caso afirmaba en entrevistas que trabajaba para el servicio secreto español, la familia real y la vicepresidencia del gobierno español, incluso llegando a decir que tuvo un papel como presidente de la organización juvenil del Partido Popular en Moncloa-Aravaca.
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Poco a poco, la situación fue escalando y sus problemas legales aumentaron, y en febrero de 2015, fue arrestado por no pagar su parte de la factura de un restaurante. No obstante, no fue hasta junio de 2021 que fue condenado por primera vez a un año y nueve meses de prisión por la falsificación de su documento de identidad para las mencionadas pruebas de selectividad.
Un mes después sería condenado a tres años por suplantación de funciones públicas y cohecho, y en diciembre de 2022 llegó su tercera condena por otros delitos similares, esta vez a tres años y cinco meses de prisión.
Último capítulo
Toda esta historia continuó con otra sentencia que añadía cuatro años y tres meses más a su condena y que estaba relacionada con el hecho de que hubiera tenido acceso a información confidencial de bases de datos policiales para su beneficio personal.
A día de hoy, su condena asciende a más de 12 años en prisión y el hecho de que haya fracasado en sus intentos de desestimar los cargos en su contra sólo han acentuado estos problemas legales. Además, de todo lo que se le imputa, sólo logró eludir una condena en 2018 por difamación contra el CNI, pero desde el pasado 2021, lo único que ha hecho ha sido tener complicaciones legales.
Todas estas confrontaciones y problemas legales que rodean al caso se abordan en Pícaro: El pequeño Nicolás, la serie documental de Netflix, que narra desde el principio cómo fue su ascenso y caída hasta prácticamente el día de hoy contando con algunos testimonios de personas que conocen su historia de primera mano. Sin duda, un recorrido que reflexiona sobre la delgada línea que separa el límite entre la ambición y el fraude.