"Otis, un adolescente virgen y socialmente incómodo, abre un consultorio clandestino en su instituto en el que resuelve las dudas sexuales de sus compañeros gracias a lo que aprendió de su madre, una terapeuta sexual". Esa fue la particular premisa que apareció en la página de Sex Education en enero de 2019 en Netflix. Más de cuatro años después, esta singular propuesta se despide con el honor de ser una de las mejores ficciones de la historia de la plataforma.
Esta producción con espíritu transatlántico y retro, a medio camino entre el universo estudiantil de Howard Hugues y el descaro británico, conquistó rápidamente a los espectadores y se convirtió en referente de la ficción juvenil poniendo temas sobre sexualidad, identidad y salud mental con una naturalidad inédita hasta el momento y que además pudo llegar a un público masivo.
En cuatro temporadas ha hablado de consentimiento, de aborto legal, de depresión o ansiedad social y ha cubierto casi todo el espectro de identidades sexuales desde diferentes perspectivas, poniendo siempre el énfasis en la importancia de las relaciones sanas, la comunicación y la empatía. La serie creada por Laurie Nunn ha hecho honor a su título y es la Sex Education a la que deberían tener acceso todos los adolescentes.
Con su cuarta temporada ha llegado el momento de decir adiós a estos personajes, un proceso de despedida por el que también han pasado los actores que han visto como se les abrían nuevas puertas; del gran éxito taquillero del año, Barbie, a convertirse en el nuevo Doctor Who, papel en el que veremos a Ncuti Gatwa, el primer Doctor negro de la longeva y mítica serie de ciencia ficción.
Las claves del éxito
Sex Education es una receta con muchos ingredientes que pudo haber salido muy mal, pero que aquí se combinaron a la perfección y en su justa medida. Una sala de guionistas diversa que no tuvo miedo correr riesgos en los temas que trataron y que lo hicieron con la máxima sensibilidad, un reparto en estado de gracia y un diseño de producción muy personal y fácilmente identificable, que no siempre caracteriza a las series de la plataforma.
"Es la alquimia de todo lo que confluye", como explica Gatwa.
Connor Swindells (Adam) destaca que influyó el momento en el que llegó la serie a la pantalla. "El mundo actual es bastante abrumador y esta serie saca a la gente de esa situación. Le ha dado a la gente este mundo idealista en el que esperábamos poder vivir, donde la gente es aceptada por lo que es, sin importar de dónde venga. Eso es lo que resuena en mí: su calidad de cuento de hadas".
También la honestidad desde la que se escriben las tramas y se cuentan las historias, como apunta Butterfield: "No recurrimos a clichés del género, subvertimos muchas de las expectativas de la gente con los personajes, los errores que cometen y la forma en que avanzan sus historias".
"Abarca muchos temas, pero en el fondo trata del amor, la calidez, la amistad y no sólo de la adolescencia, sino de ser adulto. Creo que hay personajes en los que todo el mundo puede verse reflejado y con los que puede conectar, y eso es especial", añade Swindells.
Y da esperanza. Ese es uno de los aspectos más importantes para Gatwa. "Estoy muy agradecido por haber podido participar en un proyecto que da esperanza a la gente. No sólo esperanza, sino también escapismo. El escapismo es muy poderoso si no eres capaz de cambiar tu situación. Puede ser una gracia salvadora".
El legado de 'Sex Education'
Con los finales llega el momento de pensar en cuál es la huella que dejará la serie y cómo perdurará en el imaginario colectivo. "Creo que esta serie será recordada durante mucho tiempo, sobre todo por las generaciones más jóvenes. Espero que ayude a los fans a encontrar la fuerza de sí mismos y a encontrar un mundo con el que relacionarse que les haga sentir que es normal, que no pasa nada y que todo el mundo pasa por lo mismo", espera Butterfields.
Para Mimi Keene (Ruby) la serie se recordará por "la valentía y audacia en su aproximación a los temas de los que ha hablado. Se podría escribir una larga lista de todo lo que hacen cada año y que significa mucho para las personas que se sienten infrarrepresentadas. Son cosas de las que hay que hablar".
Entre los nuevos temas que se incorporan en la cuarta temporada, está el conflicto de Eric como gay con las doctrinas de la iglesia a la que pertenece y le gustaría seguir perteneciendo. "Cuando hay lugares en el mundo donde ser gay es ilegal, ser marica es ilegal, tu propia existencia es ilegal -y hay lugares donde a las niñas no se les permite ir a la escuela-, series como esta son realmente importantes".
Laurie Nunn, la creadora de la serie, revela que "Hay familias que me han dicho que ven la serie juntos, o en habitaciones separadas, pero luego la comentan", confiesa Nunn. "Siempre quisimos que la serie fuera lo más universal posible. Que aunque a veces fuera escandalosa siempre tuviera corazón y calidez para que, con suerte, cualquier persona de cualquier edad pueda verla y conectar con ella".
Pero cuando piensa en el legado, espera que, de alguna manera, cuando alguien la vea la sienta "como un abrazo que te da la televisión".
"Quería hacer una serie que me hubiera gustado ver cuando era adolescente. Ser adolescente me resultaba bastante difícil, así que una serie que dijera que está bien ser diferente y no encajar siempre en el molde. Que puedes quererte a ti mismo y tener una gran vida y grandes amistades, eso habría significado mucho para mí. Ése es realmente el programa que quería escribir, así que espero que la gente se lleve algo de eso".
Con Gatwa, Nunn puede contar con que ya ha cumplido su objetivo. "Eric es negro y gay y está orgulloso de esos dos elementos de sí mismo. Es la representación que siempre había querido ver cuando era niño".