El universo que rodea a la monarquía puede ser fascinante. Prueba de ello es el éxito que tienen series como The Crown o incluso La reina Carlota: Una historia de Los Bridgerton, dos ficciones de Netflix capaces de dejarnos atónitos a la hora de representarlo en pantalla, ya sea con personajes reales o con una mitología como la que se ha creado a partir de Los Bridgerton.
En el spin-off de esta última serie, que además está inspirada en una historia real, también asistimos a una coronación, rodada en una secuencia muy cuidada y visualmente preciosa que tuvo que planificar el diseñador de producción David Ingram.
A la hora de llevar a cabo el rodaje de la escena de la coronación de la reina Carlota (interpretada por India Amarteifio en la serie), Ingram pensó que habían tenido suerte de que la ficción se rodase en Reino Unido. "Pudimos conseguir el carruaje. Alquilarlo, adaptarlo, tapizarlo y pintarlo", dijo Ingram sobre la réplica que utilizaron.
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Sin embargo, el carruaje dorado fue el menor de sus problemas. El verdadero reto fue reconstruir en pantalla la Abadía de Westminster, tradicionalmente utilizada para celebrar coronaciones, bodas y funerales reales.
Cuando Ingram fue a la localización del centro de Londres, quiso acercarse a ver el trono que se utiliza para las coronaciones. "Creo que es una de las reliquias más antiguas que quedan en el Reino Unido. Había una gran cantidad de grafitis, porque los estudiantes de Westminster y los visitantes grababan sus nombres en los siglos XVIII y XIX, y también tallas que se han conservado durante generaciones. Es bastante increíble", contaba.
En una de las observaciones que hizo Ingram, notó cuánto había cambiado la Abadía, como en el hecho de que el órgano ahora se sitúe en el centro. "El despliegue que habría sido necesario con el uso de efectos visuales habría sido inmenso y no habríamos podido conseguir lo que queríamos ni iluminar el lugar como queríamos. Al final dependía de la logística, de cerrar la Abadía de Westminster y conseguir tener el control del lugar para obtener el resultado que queríamos", explicó.
Por eso, decidió crear su propia Abadía de Westminster para incorporar en ella todos los elementos que andaba buscando. "La construimos en un escenario. Construimos el altar, el suelo y los muros. Y al otro lado, teníamos una pieza en el primer plano que atravesábamos para dar la sensación de contar con una cuarta pared", describió.
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Ingram también dijo que construyeron las columnas de la Abadía y que las cubrió como lo habrían hecho en 1760 cuando se prepara un espectáculo de este calibre. Al construir su propia abadía, Ingram podía mostrar toda la grandeza de esta escena de una forma muy auténtica.
"Es un set de rodaje muy rico. El suelo está repleto de azulejos verdes. Las telas son de un terciopelo rojo muy intenso, y sí, construimos el trono. Aunque no estaba tan deteriorado ni pintado como el real", añadió.