La serie francesa Lupin de Netflix tiene un rico universo de referentes e ideas para seguir explorando el personaje durante años: Maurice Leblanc escribió más de 30 novelas, relatos cortos y obras de teatro protagonizadas por el ladrón de guante blanco. George Kay, el creador de esta inspirada adaptación que convierte al famoso ladrón en el héroe e inspiración de un nuevo personaje, ha explicado que su objetivo es satisfacer tanto a los espectadores novatos que desconocen su mitología como a los seguidores más acérrimos de un icono de la cultura pop francesa.
La plataforma de streaming no está preparada para dejar morir a su nueva gallina de los huevos de oro. Un mes antes del estreno de su segunda parte, el actor Omar Sy confirmaba en sus redes sociales que Lupin continuaría con una tercera parte. No fue exactamente una sorpresa. ¿Cómo no iba a renovar un producto que había hecho historia convirtiéndose en el mayor éxito de habla no inglesa desde la creación del servicio de streaming en 2007?
A continuación, repasamos dos viejas historias del personaje que podrían servir a los guionistas para seguir explorando el popular personaje.
Sugerencia nº 1: Herlock Sholmes
El nombre de sir Arthur Conan Doyle estará siempre vinculado a su personaje más famoso, Sherlock Holmes. El detective londinense apareció por primera vez en las páginas de Estudio en Escarlata, revolucionando para siempre el arquetipo de la investigación moderna en la ficción. Cada vez que nos encontramos con un detective que sea irónico, cerebral, superdotado, nervioso e ingenioso, de un modo u otro, estaremos ante un heredero del inquilino del número 221B de Baker Street. Lupin no es una excepción.
En 1905, 18 años después de la publicación de las primeras aventuras de Holmes, Leblanc creó a su caballero ladrón con la evidente influencia de la obra de Doyle. El francés fue aún más allá cuando decidió crear un evento en forma de crossover de dos de los personajes más populares de la época. Al escocés no le hizo ninguna gracia. Para evitar repercusiones legales, el francés cambió de nombre al personaje en una colección de dos novelas llamada Arsène Lupin contra Herlock Sholmes. Efectivamente: Sherlock Holmes pasó a llamarse Herlock Sholmes, mientras que el Doctor Watson se convertía en el Doctor Wilson.
Una copia del libro aparece fugazmente en la segunda parte de Lupin. ¿No sería divertido que, ahora que la obra de Doyle ya no está protegida por las leyes de propiedad intelectual, el detective inglés fuera el encargado de intentar capturar al ladrón francés? Introducir a Holmes en el mundo de Lupin sería un éxito garantizado para Netflix que, además, les permitiría seguir explorando posteriormente al personaje en su propio spin-off. Después del fracaso reciente de Los irregulares, cancelada después de su primera temporada, podría ser una inteligente forma de apostar por uno de los personajes más prolíficos y conocidos de la cultura pop.
Sugerencia nº 2: 'La aguja hueca'
Uno de los grandes aciertos de esta adaptación es cómo, de forma tímida pero certera, la serie de Netflix se adscribe al resurgir de las narrativas Eat the Rich (cómete al rico, literalmente) que nacieron en el siglo XVIII con el Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, del filósofo Jean-Jacques Rousseau. El éxito de Parásitos en todo el mundo ha vuelto a poner sobre la mesa las tensiones sociales que surgen del incremento de la desigualdad entre clases sociales en el siglo XXI, una brecha que seguirá creciendo también gracias a la crisis del coronavirus.
Además de reflexiones interesantes y sutiles sobre el racismo que sigue presente en la sociedad francesa contemporánea, Lupin ha denunciado en sus diez primeros episodios el privilegio en el que viven personajes como Pellegrini, capaces de retorcer las leyes y someter a las autoridades a su antojo con tal de salirse con la suya. Puede ser un buen momento para recuperar la historia de La aguja hueca, la primera novela de Leblanc con Lupin como protagonista.
En el centro de su historia está la fortuna oculta de los reyes de Francia, el secreto de María Antonieta y Alessandro Cagliostro. Recuperar esta historia puede ser una forma de revisitar una de las aventuras más clásicas del personaje y, al mismo tiempo, seguir hablando de algunas de las preocupaciones sociales y económicas que preocupan a George Kay.
La aguja hueca es recordada también por el detective que intenta capturar a Lupin. Isidore Beautrelet es un investigador no profesional que pone en aprietos al caballero ladrón y que tiene un matiz que le hace aún más especial: sigue yendo al instituto. Netflix tendría así también una oportunidad de lanzar un nuevo spin-off en clave juvenil.
Pase lo que pase con Assane Diop en el futuro, una cosa está clara: tenemos Lupin para rato.
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