El 1 de diciembre de 2017 llegaba a Netflix su primera producción alemana. Se llamaba Dark, y estaba creada por Baran bo Odar y Jantje Friese. Pocos habían oído hablar de esta serie, y la crítica que la vio la calificó como un Stranger Things más oscuro y sin toda la carga nostálgica del éxito de la plataforma. Quién sabe si fueron esas comparaciones o no, pero lo cierto es que Dark empezó a calar en la gente y demostró una cosa que luego se ha confirmado: las series, ahora, son globales.
Una producción alemana puede arrasar en todo el mundo gracias a la distribución mundial por plataformas. Nosotros todavía no habíamos comprobado el poder de Netflix. La casa de papel todavía pertenecía a Antena 3, aunque pocas semanas después llegaría la primera temporada -realmente la primera parte de la única que había. Ambos fenómenos llegan casi a la vez, y ambos confirman que las fronteras en el audiovisual ya no existen.
Hace cinco años sería raro que una cadena española hubiera apostado por una serie alemana, y nadie hubiera creído que en Turquía cantarían el Bella Ciao por una ficción española. Pero las cosas cambiaban tanto y a un ritmo tan rápido que por primera vez el idioma ya no era una barrera. Dark lo confirmó, y rápidamente desde Netflix renovaron por una segunda temporada. Lo que tiene Dark es un fenómeno fan muy fuerte gracias a unas tramas complejas que enganchan y hacen que quieras comentar -y aclarar- todo lo ocurrido.
La comparación con Stranger Things tenía cierta lógica, ya que la trama comienza en un pequeño pueblo ficticio alemán donde desaparece un menor, pero quizás habría que buscar similitudes con otros fenómenos como Perdidos. Primero, porque los viajes en el tiempo son parte del misterio y un elemento fundamental para su estructura narrativa. Segundo, porque los creadores juegan a complicar la trama y la historia creando nudos, paradojas temporales y aportando giros sorpresa cada dos por tres. Es normal leer comentarios de la gente diciendo que no entiende Dark, pero esos mismos reconocen que están tan enganchados que sólo quieren seguir viendo para intentar desentrañar sus misterios.
Pero, ¿de qué trata Dark? Intentar hace una sinopsis sería simplificar al máximo, pero si retrocedemos en el tiempo y volvemos a aquel diciembre de 2017 podríamos decir que es un thriller con toques de ciencia ficción que se desarrolla en un pequeño pueblo alemán donde cuatro familias se sumergen en la búsqueda de un niño que ha desaparecido de forma misteriosa. El misterio entronca varias líneas temporales y un agujero de gusano por el que se puede viajar en el tiempo. Pasado, presente y futuro se mezclan en una trama en la que también hay sectas y energías nucleares.
A partir de ahí mejor dejarse seducir e ir descubriendo las piezas de un puzzle que ahora se despide de Netflix. Lo hace por la puerta grande, convertida en un éxito mundial, cerrando sus tramas a tiempo y con una tercera temporada estrenada a lo grande. Por supuesto, desde que llegó a la plataforma se ha colocado como lo más visto. Nadie amenaza su primera posición, de momento, y en las redes todo el mundo habla de ella. Los fans quieren saber cómo acaba, y hasta Netflix ha creado una web en la que se pueden revisitar las temporadas anteriores, los personajes, y las tramas para no perderse antes de la resolución del conflicto.
Ahora a Netflix le toca buscar otro fenómeno mundial. Uno que sorprenda como lo hizo Dark y que se coloque en esa lista de series que todo el mundo espera para comentar y que tiene que ver pronto para no comerse un spoiler. Eso lo consiguen muy pocas.