La Mesías es la serie española del año. Os cansaréis de leerlo en todas partes y es una verdad irrefutable. Ha sido el resultado de una perfecta conjunción de talento, libertad creativa y apoyo financiero; una rara avis en tiempos de decisiones tomadas por algoritmos y series que ya no se hacen para ser vistas, sino para consumirse y rápidamente pasar a lo siguiente.
Podría empezar este texto tejiendo adjetivos hiperbólicos y listando las varias referencias cinematográficas que han inspirado consciente e inconscientemente el último trabajo de Javier Calvo y Javier Ambrossi, porque la experiencia de ver La Mesías es tan fascinante que es fácil ahogarse en un mar de elogios tan elaborados, que casi parece que estamos escribiendo el Libro de los Salmos, pero eso le hace un flaco favor a la serie para el espectador que la verá de forma dosificada.
No sería justo para nadie acercarse a esta propuesta con recelo y que después de ver estos dos primeros episodios diga que no es para tanto. Eso que llamamos "antihype", que parece tan propio de nuestros tiempos sino fuera porque Alfred Hitchcock ya lo describió en sus conversaciones con Truffaut: "El público disfruta pero tiene tendencia a demostrar que no es ingenuo y esto le obliga a hacer ascos a su placer".
La Mesías es todo lo que habéis leído. El título se refiere a Montserrat, una mujer a la que interpretan Ana Rujas, Lola Dueñas y Carmen Machi en diferentes etapas de su vida; una mujer que asegura ser la interlocutora del mismísimo Dios en la Tierra, un dios que le ha encomendado la misión de salvar al mundo a través de la música, con las canciones que ella transcribe de los mensajes divinos que de él recibe, y que cantan sus seis hijas, el grupo musical Stella Maris.
Ella es La Mesías de esta historia, una salvación que condena; pero ese terror que deriva de la secta y del encierro no llega hasta después, por lo que el espectador tendrá que esperar al segundo acto de la obra. En el primero, asistirá a la narración de un presente situado en 2013, cuando Enric, al mismo tiempo que toda España, descubre a las Stella Maris convertidas en un fenómeno viral que es sinónimo de esperanza para unos y el chiste del momento para el resto.
Para él, es las Stella Maris son el recordatorio de un pasado traumático del que creía haber huido, pero del que jamás ha conseguido escapar. Y al que ahora necesita volver para sanarse. Un pasado compartido con su hermana Irene, que de una forma muy distinta, pero igualmente autodestructiva, también había intentado dejar todo atrás.
La Mesías no es el reverso tenebroso de La llamada, tampoco es una crítica a la religión católica, al Opus Dei o cualquiera otra, sino a cómo la fe es instrumentalizada por quienes desde el ámbito público o en el seno familiar se apropian de sus preceptos para oprimir y reprimir; para infundir miedo, anular identidades y ejercer control. Y aquí cada quien puede hacer la interpretación política actual que considere apropiada.
Pero al margen de las alegorías, todas igualmente válidas, y de las varias capas que tiene el relato, La Mesías es en su centro la exploración psicológica y emocional de un grupo de personas rotas que han intentado encontrarle un sentido a la vida de la mejor forma que han podido. Que han procesado sus traumas de la única forma que han sabido.
Ya sea reprimiéndolos, como en el caso de Enric; ignorándolos, en el de Irene; o escapando de ellos a través del delirio mesiánico, como ha hecho Montserrat, porque es mejor pensar que si algo ocurrió fue porque así lo quiso Dios, ya se sabe que sus caminos son inescrutables.
Montse encontró en la instrumentalización que, supuestamente, de ella hizo Dios, la vía de escape perfecta para evadirse de su responsabilidad en todas aquellas cosas que sabe dañaron a sus hijos. Si Dios la ha elegido no será tan mala como los demás creen. Delirio como manifestación del trauma, su Babadook.
Aunque después de ver los dos primeros episodios el espectador piense que los fuegos artificiales están por venir con revelaciones, videoclips, la posibilidad de un reencuentro y la resolución, en este fascinante thriller familiar todos los cimientos del relato están en estas dos primeras horas de narración, los primeros años de vida de Enric e Irene junto a su madre. Dos horas que duelen.
Ser testigos del desamparo infantil y de la incapacidad de Montserrat para ser la madre que sus hijos necesitan funciona como un drama terrorífico; una apisonadora emocional que nos deja devastados, porque esa incapacidad no proviene, como puede parecer, de inmadurez o egoísmo; hay señales de un trastorno de salud mental no diagnosticado, porque quién iba a hablar de eso en los años 80. Es desolador reconocer que el amor no es suficiente.
La Mesías es un catalizador de empatía que desarma al espectador, porque en esta serie hasta los avistamientos de ovnis son solo otra forma de hablar de lo que nos hace daño.
Ficha
Guion y dirección: Javier Calvo y Javier Ambrosi
Reparto: Macarena García, Roger Casamajor, Ana Rujas, Lola Dueñas, Carmen Machi, Albert Pla, Amaia, Biel Rossell Pelfort, Irene Balmes, Bruno Núñez, Carla Moral y Cecilia Roth.
Fotografía: Gris Jordana
Música original:Raül Refree e Hidrogenesse
Dónde verla: Movistar Plus+. Nuevos episodios los jueves.
Episodios vistos: 7