En el primer episodio de Feud: Capote vs. The Swans, Truman Capote (Tom Hollander) le pregunta a sus amigas "¿Por qué no deja de mirarme?" mientras señala con la mirada a Ann Woodward (Demi Moore), que está sentada en otra mesa del restaurante. "Quizá porque no paras de decirle a todo el mundo que es una asesina", responde Slim Keith (Diane Lane).
A partir de aquí, seguid leyendo bajo vuestra propia responsabilidad. Los hechos históricos aquí recopilados pueden considerarse spoilers de los dos primeros episodios de la serie.
La segunda temporada de la serie antológica creada por Ryan Murphy recupera el escándalo mediático que produjo la publicación de La Côte Basque 1965 en Esquire en 1975. En el artículo, cuyo título hacía referencia al restaurante en el que Capote se reunía con las glamurosas mujeres de la élite neoyorquina a las que apodaba "sus Cisnes", el autor de A sangre fría hizo una brutal y cruel crítica a sus personas, su estilo de vida y reveló sus secretos domésticos.
Dicha publicación derivó en el exilio social al que le condenaron las mujeres de las que alguna vez fue amigo íntimo y acompañante preferido. Una respuesta rápida y firme ante la traición de la que fueron víctimas después de haberle abierto las puertas de su vida y de su exclusivo mundo.
Aunque Woodward no fue nunca una de sus Cisnes, Capote no pudo resistirse a escribir sobre ella en ese adelanto de una novela que jamás llegó a terminar, pues su historia era su cotilleo preferido en cada cena a la que asistía.
['Feud: Capote vs. The Swans', un elegante relato de traición, venganza y autodestrucción]
Woodward según Capote en 'La Côte Basque'
Ann Woodward aparecía con el seudónimo Ann Cutler (su apellido de soltera era Crowell), pero como todas las demás que fueron objeto de la afilada y traicionera pluma del escritor, era fácilmente identificable.
De ella Capote dijo que sedujo a un sangre azul de Newport llamado David Hopkins y la llamó "una Betty Grable maliciosa".
También dijo que años después le asesinó a sangre fría. "Ann decidió matar a su marido. Una decisión tomada por los genes de la ineludible 'zorra de basura blanca' que llevaba dentro".
La historia real de Ann Woodward
Ann Crowell y William "Bill" Woodward se conocieron en el club nocturno Copacabana en 1943. Él era un recién licenciado de Harvard que servía en la marina, ella una corista que venía de una granja de Kansas. Poco después se casaron.
En la posguerra, ambos vivieron a todo lujo. Bill, director multimillonario del Hanover National Bank, poseía una casa en el Upper East Side, una granja en Maryland y una finca de 24 hectáreas en la costa norte de Long Island. La pareja criaba caballos de carrera, asistía a ostentosas galas benéficas y practicaba la caza mayor en África.
Su matrimonio fue complicado. Contrataban detectives privados para espiarse mutuamente y a menudo se ponían violentos. Un artículo de la revista Time de 1955 dijo: "Ann Woodward, aquejada de una aguda sensación de inseguridad protagonizaba incómodas escenas públicas. En El Morocco, Ann arañó una noche la cara de Bill Woodward hasta hacerle sangrar, después de que él sacara un pañuelo con una mancha de pintalabios".
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Ese mismo año, tras asistir a una cena en honor de la duquesa de Windsor en Long Island, Ann Woodward oyó ruidos en mitad de la noche. Creyó que era el intruso que había intentado robar semanas antes, así que cogió la escopeta que tenía junto a la cama y disparó dos veces a la figura sombría que vio en el pasillo. Era su marido.
Cuando llegó la policía, la encontró sollozando desconsoladamente en su dormitorio, con el cadáver de Bill desnudo a varios metros de distancia.
El crimen protagonizó titulares en la prensa rosa y amarilla y se convirtió en la comidilla de todos. Muchos dudaban de que hubiese sido un accidente y se preguntaban si había matado a su marido intencionadamente. Unos meses después, un gran jurado determinó que era inocente de asesinato y que no se había cometido ningún crimen.
El veredicto a su favor no cambió la opinión de nadie.
"La viuda ya no era una mujer deslumbrante y glamurosa. La conmoción y el dolor la habían envejecido visiblemente, y se encontraba en un estado próximo al colapso", escribió entonces la revista Time.
"Fue un accidente y Capote lo sabía"
Tal como cuenta la serie, Capote empezó a llamarla "Sra. Bang Bang" cuando contaba la historia en público, y en el infame artículo publicado en Esquire sugirió que la muerte de su marido no era accidental, y que en realidad le había disparado a sangre fría.
Según explica Lawrence Leamer, el autor de Capote's Women, el libro que recoge los hechos de esta época en el que se basa la serie, "Truman tenía los archivos policiales. Es indiscutible que fue un accidente", reveló en People.
"Fue un accidente y él lo sabía, pero es un autor y eso es lo que hace. No fue un asesinato, pero la historia es mucho mejor si es un asesinato", dice. "Y eso es lo que hizo Truman".
Según cuenta la leyenda, y sí lo retrata la serie, alguien de la revista le filtró a Woodward el artículo antes de su publicación. Aunque según Leamer, nadie lo sabe con certeza.
"Aún no estaba en los quioscos, pero algunas personas la habían visto en los primeros ejemplares y, ciertamente, la gente cotilleaba sobre lo que contenía", dice. "Y la conjetura es que ella se enteró y no pudo soportarlo".
Fuera así o una trágica coincidencia, lo cierto es que Ann Woodward se suicidó justo antes de que se lanzara ese infame número de Esquire, por lo que su muerte ha pasado a la historia como una víctima mortal que se cobró la infame decisión de Truman Capote.