Cuando True Detective se estrenó en 2014 fue un fenómeno inmediato. La era de los antihéroes estaba dando sus últimos coletazos, y los detectives de Matthew McConaughey y Woody Harrelson dirigidos por Cary Joji Fukunaga a partir de los guiones de Nic Pizzolatto sedujeron a la comunidad seriéfila.
Mientras la serie estuvo en emisión no se hablaba de otra cosa y nos mantuvo obsesionados teorizando sobre El Rey Amarillo y buscándole un significado a cada cosa que se decía o aparecía en pantalla. La resolución del misterio demostró que las películas que nos habíamos montado en nuestras cabezas eran mejores que la propuesta de la serie, pero el viaje había sido muy entretenido y la experiencia satisfactoria.
Aunque inicialmente se planteó como una miniserie, a HBO le resultó imposible rendirse a ese caramelo y decidió convertirla en franquicia. Un año después regresó con una segunda entrega que tuvo un caso y protagonistas diferentes. La recepción en este caso fue muy distinta y resultó ser un fiasco.
La tercera entrega (2019), protagonizada por el ya ganador de dos Oscars Mahershala Ali, pasó sin pena ni gloria. A pesar de que muchos dijeron que tenía conexiones con la primera y que no tenía nada que ver con el despropósito de la segunda, para cuando se estrenó los espectadores ya habían decidido abandonar ese barco.
Si os contáis entre aquellos que se tiraron al mar y nadaron en dirección contraria, vengo a deciros que es hora de volver a embarcar.
Cuando en 2022 se anunció que estaba en marcha una nueva temporada de True Detective la reacción inmediata era una mezcla entre indiferencia y agotamiento, parecía un esfuerzo inútil continuar exprimiendo una marca que había perdido todo su valor. Pero con la revelación de cada nuevo detalle iba aumentando la curiosidad, que se transformó en ilusión al comprobar que esta vez, por fin, íbamos a tener la True Detective con dos protagonistas femeninas que tantos memes nos dio en 2014.
Noche polar transcurre durante el periodo del invierno de Alaska en el que nunca sale el sol. En medio de esta oscuridad eterna, siete hombres de una estación de investigación científica desaparecen sin dejar rastro, un caso que deberá resolver la jefa de Policía del pequeño pueblo, Liz Danvers (Jodie Foster).
Esta desaparición tendrá conexiones con el asesinato de una activista nativa de Alaska ocurrido seis años antes, un caso sin resolver que persigue a la policía estatal Evangeline Navarro (Kali Reis, no os creeréis que es su primer protagónico), que finalmente se unirá a la investigación de Danvers.
Como en la serie original, y las que vinieron después, estas detectives también arrastran traumas del pasado; unos personales y otros de casos que no pudieron resolver, con ambos retroalimentándose. Se respira algo esotérico y paranormal; una asfixiante atmósfera terrorífica, la gente tiene miedo a hablar y hay misoginia.
Pero tiene la visión de una directora y guionista. Y hay que ver lo que cambia todo solo mirando las cosas desde el otro lado. Y uno nuevo.
El misterio que teje Issa López (cineasta reconocida en México que se consagrará internacionalmente con esta sólida propuesta) es intrigante, complejo y adictivo. Todos los personajes tienen vida. No hay nada sobreexplicado, los diálogos se sienten naturales y con personalidad propia. Tiene ritmo y engancha, se agradece que no ahogue al espectador en el sopor de las malentendidas series de prestigio.
Y es espectacular visualmente. Después de ver esto se hacen más injustificables e indignantes las excusas de Juego de tronos y La casa del dragón con sus escenas oscuras. Noche polar transcurre en una noche eterna y es puro deleite visual. Nunca la oscuridad fue tan preciosa y magnética.
Esta serie no necesitaba llamarse True Detective porque tiene entidad propia, pero ha sido gracias a la marca que ha salido adelante. Y si los espectadores casuales se animan a darle al play solo porque reconocen el título, bienvenidos sean. No se sentirán decepcionados.
Diez años después del estreno de la original llega esta maravillosa nueva True Detective, va a ser que el tiempo si es un círculo plano, Rust Cohle.