El final de Succession fue brillante, pero La boda de Connor tiene el honor de ser el mejor episodio de la cuarta temporada, y uno de los mejores de toda la serie. Fue emocionante, sorprendente, inevitable y muy emotivo. ¿Su secreto? el trabajo colaborativo del director y el elenco de actores, encabezado por Sarah Snook, Kieran Culkin y Jeremy Strong, a partir del preciso guion de Jesse Armstrong, porque todo siempre empieza en la página.
La muerte del patriarca de los Roy se venía anunciando desde el primer episodio de la serie, por lo que nunca debió ser una sorpresa. Y sin embargo lo fue, porque ocurrió en el primer tercio de la temporada cuando Kendall y Shiv aún no habían tenido tiempo de reconciliarse con su padre, y cuando Logan parecía más decidido que nunca a cerrar la venta de Waystar a GoJo.
La clave para que funcionara la sorpresa fue el punto de vista. Logan aparece al inicio del episodio y no hay nada en él que sugiera la posibilidad de que le ocurra algo. Es un día como otro cualquiera, es el Logan de siempre. A partir de ahí la cámara siempre está en la boda de Connor con el resto de personajes, lo que hace que para ellos la confusión e incredulidad sea enormes cuando reciben la noticia a través de una llamada telefónica.
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La muerte ocurre fuera de plano y cuando menos la esperaban. Eso lo que la hace tan dramática, porque a pesar de la ausencia de drama previo, "el hecho de que sea repentina hace que se sienta real", afirmó Mark Mylod, el director del episodio, en una entrevista en Variety.
"En la era moderna, recibimos estas noticias con una llamada telefónica, un texto, o incluso un correo electrónico", añade. "No es una escena de muerte shakespeariana".
Para conseguir el efecto, la secuencia completa en la Kendall, Roman y Shiv se enteran de la noticia de la muerte de su padre (comienza en la página 19 del guion) se rodó en tiempo real; sin cortes, para que los actores tuvieran una progresión dramática y para que pudieran mantener la intensidad del momento.
"Cuando leí el guion por primera vez supe que la cámara tenía que ser sádica. Que tenía que poner el objetivo en la cara de esa pobre gente al peor estilo paparazzi: encontrar a las personas que más sufren y ponerles el objetivo en la cara. Y no lo quites. Me pareció muy cruel. Pero también me pareció exactamente lo correcto", explica Mylod.
Este episodio estará más que probablemente entre los nominados en las categorías de dirección de los premios Emmy de este año. El 12 de julio se conocerán las nominaciones completas.