The Flight Attendant pudo haber sido una buena miniserie, pero la historia de trauma y adicción de Cassie no era un viaje de una temporada. Después de su éxito, la renovación de HBO Max era inevitable, pero en su segunda entrega no decepciona. Tampoco Kailey Cuoco, que está mejor que nunca; merece repetir nominación en los Emmy.
En el primer episodio nos reencontramos con Cassie un año después de la última vez que la vimos. Ahora vive en Los Ángeles, está a punto de celebrar su primer aniversario sobria, tiene una relación romántica estable y combina su trabajo como azafata con sus colaboraciones con la CIA en los destinos a los que viaja. Parece una vida tranquila, pero el caos y las complicaciones pronto empiezan a aparecer, porque de otra forma no tendríamos serie.
Steve Yockey y Natalie Chaidez, sus showrunners, agotaron la trama de la novela en la primera entrega, pero sabían que más allá del misterio central, y las locas aventuras en las que se embarca la protagonista, el corazón de la historia es su viaje personal y su química con los personajes secundarios. Para los nuevos episodios supieron reinventar su propuesta conservando el tono, estructura, mezcla de géneros y dinámicas que nos conquistaron en 2020.
También encontraron la clave para seguir usando el palacio de la mente de Cassie, que fue una de las señas características de la serie en su estreno. Y la jugada les salió redonda. Cassie ahora no habla en su cabeza con un ligue muerto, sino real y literalmente consigo misma. Con varias versiones de sí misma, para ser más exacta: su yo adolescente, la fiestera, la deprimida y la que cree que le gustaría llegar ser. Un ejercicio que, además de permitirle a Cuoco demostrar todo de lo que es capaz, resulta una herramienta muy eficaz a la hora de explorar su psique.
A su vez, este recurso encaja con uno de los temas de la temporada: los dobles. Este se explora en la trama del misterio, en la que otra mujer está cometiendo una serie de asesinatos tratando de incriminar a Cassie; y en las dobles vidas que viven algunos de los personajes, como Megan o la propia protagonista. En cuanto a Megan, su historia se siente desligada y sin un rumbo muy claro. La de espionaje, por su parte, es un poco caótica y quizá no sea el punto fuerte de esta entrega. Sin embargo, aunque solo sea por la confusión que produce el ritmo maníaco de los acontecimientos, ambas consiguen ser siempre entretenidas.
Como siempre lo son las escenas entre Annie y Cassie. La química entre Cuoco y Zosia Mamet es contagiosa y tienen un talento innato para medir con exactitud los tiempos de la comedia. Y también los más dramáticos, porque su relación de amistad sigue siendo uno de los pilares de esta propuesta, que funciona de forma efectiva tanto cuando explota su lado lúdico como cuando se decanta por el drama. Atención, por cierto, al sexto episodio con la aparición de Sharon Stone interpretando a la madre de Cassie y David.
No he visto los dos episodios finales (no se han facilitado a la prensa), así que no sé cómo será el aterrizaje del último vuelo de esta entrega. Sea como sea, The Flight Attendant sigue siendo, en esencia, la serie que nos conquistó en su estreno. Y visto lo visto, no parece muy arriesgado afirmar que este viaje valdrá la pena.
Los nuevos episodios de 'The Flight Attendant' están disponibles los viernes en HBO Max.
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