Todo lo otro dista mucho de ser perfecta. Tampoco lo es la atribulada Dafne, el alter ego sobre el que ha construido la serie la actriz, guionista y directora Abril Zamora. Su novio la ha dejado, odia su trabajo, sus amigos no soportan que le encante ser el centro de atención y acaba de darse cuenta de que está enamorada de su mejor amigo y compañero de piso. La premisa de la primera producción nacional de HBO Max es tan genérica y naif que, por momentos, parece una declaración de intenciones y una oportunidad para que Zamora haga sátira sobre su generación, los millenial. Solo lo consigue a ratos, pero Todo lo otro tiene algo que le faltan a la mayoría de series: alma y potencial de convertirse en un lugar feliz.
La simple existencia de la primera serie en solitario de la catalana (creó junto a Carlos del Hoyo la infravalorada Señoras del (h)ampa) ya ha hecho historia. Es la primera serie española -y una de las primeras en todo el mundo- creada en solitario por una artista trans. En sus tres primeros episodios (los únicos a los que ha tenido acceso la prensa por el momento), Zamora aborda esa realidad fuera de lo normativo sin dejarse opacar por ella. Es un acierto. Sería una oportunidad perdida que en una de las primeras oportunidades de ofrecer su punto de vista para un colectivo perseguido e invisibilizado no retratase los avatares de una experiencia tan desconocida para el gran público, pero ni la serie ni el personaje tienen la obligación y responsabilidad de sintetizar ese viaje. Las historias LGTB+ no son un género.
Todo lo otro quiere ser una serie de amigos y su creadora abraza la metaficción para conseguirlo. Los viejos colegas y compañeros de trabajo en la vida real de Zamora se han convertido ahora en los amigos de Dafne en la ficción. La mayoría de ellos han aparecido por ahora de forma testimonial en las tramas y todavía tienen que encontrar su espacio en el universo de la serie de HBO Max. Otros, como Yerai, están escritos con una precisión cristalina desde su primera aparición a la última (una hilarante discusión que acaba con una discusión a gritos en un rellano y una reconciliación con previsible fecha de caducidad).
David Matarín sabe capturar a la perfección la fina línea que separa la inseguridad y el exceso de confianza en sí mismo de un personaje reconocible y que roba cada escena en la que parece. Toda serie (y todo grupo de amigos) necesita un villano y aquí está claro quién es. Nuria Herrero, cuyo potencial cómico no estaba apenas explotado en la serie de Telecinco, aprovecha también cada aparición como esa chica que sus amigos solo toleran en pequeñas dosis y dejan fuera de los grupos de WhatsApp cada vez que pueden. Si no eres capaz de reconocera, es que tú ocupas ese lugar para tus amigos.
Ya avisamos de que Todo lo otro se quedaba lejos de ser perfecta. Es posible que la ficción explique más adelante cómo los protagonistas, una dependienta y un camarero que no ponen ningún tipo de interés en su trabajo, pueden permitirse ese lujoso piso de Malasaña. No quiero ver pisos de renta antigua (la mítica excusa de los guionistas de Friends para justificar el piso de Monica y Rachel) en una historia sobre las penurias de una generación que debe lidiar con un mundo hostil, sino un piso de 50 metros y con poca luz que cientos de miles de jóvenes españoles reconocerán al instante.
Tampoco entiendo la narración en off de Alberto Casado (el miembro de Pantomima Full que pone voz en cada capítulo a las desventuras de los personajes), un recurso que solo se entendería si fuera un chiste privado o una apuesta perdida por parte de Zamora.
Más allá de estas decisiones reversibles (recordemos el radical cambio de formato de Sexo en Nueva York en el paso de la primera y segunda temporada, perdiendo los testimonios a cámara de las protagonistas y los espontáneos de la ciudad), Todo lo otro alcanza a veces ese factor X se echa de menos en el panorama seriéfilo actual, una voz única y una personalidad original que debería renunciar a su deseo de ser la Girls española para apostar por seguir los pasos de otros referentes como Please like me. En el corazón de Todo lo otro hay una serie divertida, desquiciante y caótica a partes iguales. El resto de la primera temporada nos descubrirá si alcanza su potencial o es una oportunidad perdida.
'Todo lo otro' se estrena completa hoy, 26 de octubre, en HBO Max.
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