• Esta crítica de la serie de Marvel Studios y Disney+ 'Falcon y el Soldado de Inverno' se ha elaborado tras el final de temporada y contiene spoilers.
El próximo domingo se cumplen dos años del estreno de Vengadores: Endgame, la épica película que marcó un punto de inflexión en el Universo Cinematográfico de Marvel. Durante años los fans habían especulado que Steve Rogers colgaría el escudo del Capitán América después de derrotar a Thanos, pero sus apuestas saltaron por los aires cuando el héroe decidió que Falcon y no Bucky debía ser su heredero. Muchos espectadores no lo entendieron entonces. Tampoco el propio Sam Wilson, que no se sintió preparado para aceptar los deseos del Capi. Hasta ahora. Ha tenido que pasar una temporada de Falcon y el Soldado de Invierno para que el superhéroe sin poderes aceptara su destino.
Es probable que Disney+ no confiara en el carisma de Falcon y el actor Anthony Mackie para sostener sobre sus hombros la que estaba destinada (hasta que el COVID-19 retrasó estreno y adelantó el de Bruja Escarlata y Visión) a ser la primera serie de televisión del universo mimado hasta el último detalle por Kevin Feige. Seis irregulares episodios después, queda claro que Bucky es poco más que una comparsa. A pesar de que el trauma de ser transformado contra su voluntad en un asesino sin escrúpulos es un conflicto potente, no parece que Marvel sepa qué más hacer con un personaje que ya ha aparecido en siete películas y una serie de televisión.
Falcon y el Soldado de Invierno es la historia de Sam Wilson y su lucha interna para aceptar que un hombre sin superpoderes y, sobre todo, negro es digno de representar la esperanza y el honor en un país que todavía no ha cerrado las heridas que han dejado más de 200 años de opresión de las autoridades a aquellos son como él. La subtrama de Isaiah Bradley, un veterano del ejército, afroamericano y con superpoderes que fue perseguido por el país al que había servido, es uno de los grandes aciertos de la serie. Al igual que pasó en la historia de Wanda Maximoff, la segunda serie de Marvel para el servicio streaming de Disney ha volado más alto en el desarrollo de sus personajes que en la construcción de sus tramas.
El final de temporada ha estado diseñado a mayor gloria del nuevo Capitán América, creando un clímax espectacular. El nuevo traje diseñado con tecnología de Wakanda ha dado pie a una icónica presentación del nuevo héroe. Desde la brillante escena de apertura de la serie, la dirección de Kari Skogland no había vuelto a lucir tanto (con la excepción, quizás, de la breve lucha entre John Walker y los dos héroes de la serie al principio del quinto capítulo). Solo una secuencia es suficiente para dejar claro que Sam Wilson ha aceptado por fin su nuevo lugar en el universo de Marvel, pero sin tener que renunciar a la personalidad o habilidades de Falcon.
Lejos de las vistosas escenas de acción, el gran momento del personaje ha llegado al plantar cara a las altas instancias del gobierno estadounidense, a los que salva la vida antes de exigirles que sean mejores y más justos con aquellos que no tienen el poder de decidir sobre su futuro. A medio camino de lo inspirador, lo épico y lo ingenuo, es la clase de discurso eficaz e idealista que hubiera dado Steve Rogers. Puede que, tal y como dice el personaje, Falcon no tenga habilidades especiales, el pelo rubio o los ojos azules, pero es la persona adecuada para reemplazar a alguien irremplazable.
Disney+ todavía no ha anunciado oficialmente la renovación de la serie por una segunda temporada, pero esta finale ha servido para recordarnos que quizás Falcon y el Soldado de Invierno ha abarcado más de lo que podía gestionar en sus seis capítulos. El carisma y la imprevisibilidad de Daniel Bruhl no es suficiente para justificar el regreso de Zemo, una baza que la serie se podría haber reservado para esa más que posible segunda entrega.
John Walker, la novedad más interesante de la historia, hubiera sido un mejor villano para la puesta de largo Sam Wilson como Capitán América. El final de temporada lo convierte en un renegado que, sorprendentemente, acaba ayudando a nuestros héroes antes de su previsible regreso en nuevos episodios (o spin-offs, estamos hablando de Marvel) junto a Julia Louis-Dreyfus. Dos escenas en una temporada son más que suficientes para querer de vuelta a la Condesa Valentina Allegra de la Fontaine.
Los Sin Bandera se han revelado finalmente como un macguffin sin demasiado interés más allá de unas motivaciones más humanistas y reconocibles del que nos solemos encontrar en este tipo de relatos (salvo excepciones muy puntuales, Marvel no es famosa precisamente por sus villanos). La conexión entre Karli y Sam apela a algunas de las virtudes de esta temporada debut de Falcon y el Soldado de Invierno, pero algo fallaba en la joven anarquista como némesis de la temporada. No todo el mundo es Kathryn Hahn, claro.
La escena postcréditos avanza la que seguramente sea la enemiga de las nuevas aventuras de Capitán América y el Soldado de Invierno (un emotivo guiño en forma de créditos finales al viaje de aceptación y empoderamiento de Falcon). El maltrato de las autoridades a Sharon Carter ha conseguido el efecto contrario en una exfuncionaria del gobierno que se acabó convirtiendo en el Power Broker que organiza la creación de los supersoldados antes de que estos se independicen con su propia agenda. La revelación de Emily VanCamp no es sorprendente, pero abre la puerta al regreso de una nueva organización en la línea de la extinta HYDRA.
Sam y Bucky se han despedido hasta nueva orden con un final notable que resume la mayoría de las virtudes, y también algunos de los defectos, de Falcon y el Soldado de Invierno. Anthony Mackie puede estar tranquilo: a pesar de de ciertos baches en la primera temporada de la serie, la marca Marvel sigue intacta después de su segunda serie en Disney+. Sin llegar a alcanzar la profundidad emocional o el encanto de Bruja Escarlata y Visión, la segunda serie del MCU es el efectivo retrato de un héroe que se resiste a verse como tal. Ya solo por eso, ha merecido la pena.
La primera temporada de 'Falcon y el Soldado de Invierno' ya se puede ver íntegramente en Disney+.
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