Acompañando al regreso a la gran pantalla de dos grandes franquicias con la precuela de Los juegos del hambre y El señor de los anillos: Las dos torres, acaba de estrenarse en cines El sueño de la sultana, una película dirigida por Isabel Herguera, que debuta en el terreno del largometraje después de varias producciones en formato corto.
En esta epopeya feminista basada en el relato indio escrito en 1905 por Begum Rokeya Hussein se cuenta la historia de Inés, una directora de animación española de 30 años que se encuentra en Ahmedabad para romper con su amante indio.
Casualmente entra en una librería donde descubre esta novela en la que se narra un país imaginario gobernado por mujeres. Fascinada por la historia y la actitud transgresora de la autora, Inés decide hacer una película.
SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL habló con la directora del largometraje Isabel Herguera sobre el trasfondo y la reflexión a la que invita, pero también sobre el proceso creativo, el significado tras la técnica de la animación y el trasfondo personal que se puede encontrar.
Descubriendo la historia
Lo cierto es que la historia de El sueño de la sultana llegó hasta Isabel Herguera por pura casualidad. "Descubrí la historia accidentalmente. Había terminado de rodar un corto que se titula Bajo la almohada, que estaba hecho en colaboración a partir de los dibujos de unos niños que viven en la India porque están tratados en una clínica. Y descubrí este libro y me puse a leerlo", comenzó a contar Herguera.
"En el título ponía 'Una utopía feminista' y me dije ¡Guau, que curioso, qué interesante!'. Y cuando vi que estaba escrito en 1905 por Begum Rokeya Hussein, que era una mujer que había crecido en un entorno muy conservador y sin acceso a una educación formal, como que me pareció incluso más extraordinario".
"Al leer la historia y ver que [en la historia] las mujeres tienen el conocimiento y por lo tanto están al poder, tanto político como económico, y que los hombres son unos ignorantes y viven en casa al cuidado de lo doméstico... Pensé en mi abuela, en mi madre y en muchas mujeres, pero sobre todo en mi abuela que había nacido en 1900", continuó.
"Me dio una corazonada y me sorprendió que esa mujer, que incluso en sus condiciones tan precarias fuera capaz de generar una historia como esta, un pensamiento tan radical, con cosas tan extraordinariamente contemporáneas... Y allí mismo, en ese mismo momento, decidí que había que trabajar sobre este cuento. Lo tuve muy claro desde el principio".
Diez años de proceso creativo
Sin embargo, aunque la directora tuviera claro desde el primer momento qué tipo de historia sería la que contaría después, El sueño de la sultana tardó diez años en gestarse. "Poco a poco se fue construyendo la ficción y el largometraje al que hemos llegado y también ha sido difícil de financiar...", recordó.
"Era un proyecto muy independiente, donde nos proponíamos trabajar con distintas técnicas de una manera más experimental, no tan industrial. Y nos costó encontrar las ayudas necesarias, aunque también hubo compañeros de viaje que estuvieron dispuestos a arriesgarse por una peli de estas características".
"Conforme iba pasando el tiempo, el proyecto fue madurando y lo que en un principio pensábamos que iba a ser de una manera, pues al final ha resultado ser de otra", añadió.
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Después, Isabel Herguera habló de la autora, reconociendo que "en un principio a me interesaba el cuento El sueño de la sultana por ser un cuento" y por "ese aspecto tan centrado en la mujer". Explicó que le "interesaba la vida de aquella joven locutora porque me hizo pensar en mi abuela y en mi madre" y también pensó que "su autora era alguien de quien le gustaría saber más".
"Cuando tuvimos estas dos historias [la de la directora y el cuento en sí], había que construir un marco donde pudieran convivir. Entonces apareció la figura de Inés, esta joven donostiarra que es incapaz de soñar y que la encuentra en el libro. Al descubrirlo comienza este viaje iniciático, en el cual también crece su conciencia y sus deseos de soñar", expresó Herguera.
Estilo de animación
A continuación, la directora analizó las diferentes técnicas de animación que se utilizan en El sueño de la sultana. "Hay tres técnicas y estilos diferentes. Uno de ellos aparece en el país de las mujeres, que es el que está hecho con un tatuaje temporal de Henna, que es el que utilizan las mujeres. Me pareció que a nivel simbólico que funcionaba muy bien. Y todos los dibujos están hechos por mujeres artistas del arte Mehndi", señaló.
"Por otro lado, están los recortables con los que recreamos la vida de Rokeya Hussein. Es una técnica que me encanta, porque es como el teatro de sombras y nos parecía también muy oportuno para contar la vida de una Rokeya joven que se desarrolla a comienzos del siglo 20. En aquel momento en la India, el teatro de sombras era como el entretenimiento más popular y también la manera de contar la actualidad de forma similar a los trovadores".
"Y después están los cuadernos de viaje para ilustrar el viaje de Inés, que son como lo más cercano a mis propios dibujos y mis propios cuadernos. También elegimos estas tres técnicas porque vemos allá a la protagonista, Inés, que también pinta de camino en su viaje. Entonces me pareció que era como una historia dentro de otra, como una especie de muñeca rusa donde las distintas historias nos sitúan en un lugar concreto que ayudan a la narración".
Varios idiomas
En El sueño de la sultana, se introducen varios idiomas que conviven en armonía dentro de la narración. Y esto fue una decisión creativa que se tomó de forma plenamente consciente porque "cuando haces un viaje, escuchas todo tipo de lenguas y ese era un paisaje sonoro que nos interesaba mantener", según justificó Herguera.
Además, la cineasta añadió que, "cuando haces un viaje no siempre entiendes perfectamente lo que te están diciendo, porque cada uno que habla en el idioma que sabe. También desarrollas una conexión emocional con esos sonidos que aunque no los entiendas exactamente, si comprendes su valor emocional, que de alguna manera ayuda a entender algo. Nos apetecía mucho remarcar ese factor de credibilidad, porque no es necesario entenderlo todo, pero sí dejarte llevar por este paisaje sonoro".
Trasfondo personal
Por último, la cineasta hizo referencia a la conexión que comparte con la protagonista del filme. "Algo de mí tiene que haber en ella, eso seguro, eso seguro. Es como con muchos de los episodios por donde pasa la protagonista, porque yo he estado y los conozco bien. Para mí eso era fundamental a la hora de recrearlo, para darle también ese toque de credibilidad. Son detalles de algo que he vivido o donde he estado, que he sentido, que he olido, que he visto y que los siento profundamente", observó.
Y también estuvo de acuerdo con la conexión que comparte su película con Barbie, donde las mujeres controlan el universo de Barbieland. Aunque Herguera reconoció no haber visto aún el largometraje de Greta Gerwig, sí que vio que según lo que le cuentan, "también recrea de alguna manera esa ciudad de las mujeres con las muñecas".
"Si yo me pongo también en la piel de esa belleza de la película, me acuerdo de cuando era niña y jugaba con las muñecas, porque también recreaba espacios profundamente femeninos o, más bien, de mujeres, donde las protagonistas eran las mujeres y no los hombres", concluyó.