"Las zapatillas no valen nada hasta que alguien se las pone". Con esta frase podría definirse en pocas palabras el argumento de AIR, el biopic que narra la histórica alianza entre Nike y Michael Jordan, que dio lugar a una colaboración realmente trascendental para la historia del baloncesto y del deporte en general. Y que se estrena en cines el 4 de abril.
Esta nueva película dirigida y protagonizada por Ben Affleck junto a su amigo de la infancia Matt Damon se sitúa a mediados de los ochenta, cuando la compañía deportiva pertenecía al montón de la (casi) irrelevancia en el mercado, teniendo que competir con dos grandes monstruos como Adidas y Converse.
Nike está entre la espada y la pared y no puede hacer nada contra sus rivales. Son los reyes del atletismo, pero nadie quiere saber nada de ellos en los partidos de la NBA y los pocos -y mediocres- jugadores que usan sus zapatillas, las reemplazan por otras cuando suena la bocina y el balón deja de botar.
Nada pueden hacer contra una marca que ofrece chándales a sus jugadores y contra otra que cuenta con grandes nombres como el de Magic Johnson o Larry Bird. Pero todos sabemos cómo acabaron siendo las cosas para ellos, y también que acabarían convirtiéndose en un gigante del mundo del deporte.
Una de las grandes virtudes que tiene AIR -que no son pocas- es su manera tan inteligente de jugar con una historia ya escrita y de escoger la posición idónea en la alineación del relato, sabiendo que el público suele tener debilidad por el más débil y por las historias de superación.
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Por eso es interesante que la película gire en torno al ejecutivo de Nike Sonny Vaccaro (Matt Damon) y en su viaje desesperado hacia una realidad que parece imposible de alcanzar. Como si fuera un ojeador del Draft, Sonny conoce los pros y los contras de cada jugador de la NBA, pero necesita escoger pronto a un caballo ganador, porque su jefe y CEO de la empresa Phil Knight (Ben Affleck) está perdiendo la paciencia.
Mientras Sonny busca y rebusca, se fija en las jugadas destacadas de Michael Jordan, que le dio la victoria a su equipo de Carolina del Norte con el triple final en el campeonato nacional de 1982. Hay algo muy especial en él y está dispuesto a lo que haga falta para traerle a Nike, incluso si le cuesta perder su propio trabajo.
Es probable que muchas personas acudan a ver AIR solo por su reparto, algo que podría estar perfectamente justificado. De hecho, uno de los principales reclamos de la película es la reunión que protagonizan Matt Damon y Ben Affleck, que vuelven a trabajar juntos tras El último duelo (2021) y desprenden un gran magnetismo en cada escena que protagonizan.
Junto a ellos, también brillan en pantalla Jason Bateman (Ozark) como el jefe de marketing Rob Strasser, Chris Tucker (Rush Hour) como Howard White, que confía en Sonny desde el principio, e incluso Chris Messina (Heridas abiertas), que interpreta al representante de Michael Jordan. Y, por supuesto, Viola Davis, que interpreta a la madre del deportista de una forma magnífica.
Aunque sepamos cuál es el desenlace de AIR, observaremos con emoción todas las jugadas de este partido que propone, esperando con ansias el lanzamiento de triple que nos dará la victoria. Y esto se debe al minucioso trabajo que también lleva a cabo el debutante y guionista Alex Convery, que decide centrarse de forma acertada en el camino y el proceso previo al estrellato.
De hecho, ni siquiera Michael Jordan aparece en la película -solo de espaldas y apenas pronuncia palabra-, porque lo que importa en ella no es tanto cómo se convirtió en un deportista legendario, sino más bien cómo lograron convencer a Deloris, la madre del jugador y la persona en la que más confía. Y tampoco es necesario situar la cámara dentro de la cancha, porque el guion y la dirección se complementan para generar la tensión y la emoción necesarias entre cuatro paredes.
Sin embargo, hay algo incluso más llamativo en AIR: su principal trasfondo y mensaje. Además de mostrar la increíble habilidad de persuasión que tiene el personaje al que interpreta Matt Damon, y de narrar cómo trata de alcanzar su objetivo de una forma apasionante, la película también podría considerarse como un ejemplo del conocido ‘sueño americano’.
En realidad, es una historia muy emocionante sobre un atleta negro que se convirtió en una leyenda y cómo el nombre de una marca escrita en minúsculas se hizo grande gracias al valor y la confianza que ambos depositaron el uno en el otro. Pero AIR no es solo sobre baloncesto, también habla sobre la importancia del legado y cómo rozar la inmortalidad a través del recuerdo.
AIR es una película fascinante que va más allá de las puertas de un despacho, de los teléfonos de oficina que no paran de sonar, de los contratos firmados y del sonido de los zapatos que pisan una moqueta.
En realidad es mucho más que todo eso: toda una reflexión sobre la industria y la crónica de algunas de las personas que, encestaran o no todos los tiros que lanzaban, cambiaron la historia y el deporte para siempre.
'AIR' se estrena el 4 de abril en cines.