Cuando salió al mercado en 1974, Dungeons & Dragons -también conocido como Dragones & Mazmorras- revolucionó el concepto de aventura que tenían los jóvenes en aquellos años y en una época en la que no había internet o teléfonos móviles, muchos encontraron un refugio en el fantástico mundo de aquel juego de rol que crearon Gary Gygax y Dave Arneson.
En este inmenso universo, los jugadores adoptaban alter egos de distintas especies y habilidades y se enfrentaban a inenarrables peligros aventuras que podían durar horas, días o incluso semanas. Eran viajes emocionantes, estimulantes y accesibles para cualquiera que tuviera una imaginación desbordante y una colección de dados de plástico de muchas caras.
Fue y sigue siendo un juego que logró tocar la fibra sensible de los aficionados a la fantasía, entre los que estaban los que algún día serían directores y guionistas Jonathan Goldstein y John Francis Daley, dos fanáticos que jugaron al Dungeons & Dragons y que también se obsesionaron con él durante su adolescencia.
Gracias a esa pasión, dieron con la clave para escribir y dirigir la película Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones, la nueva adaptación del popular juego de rol -en la que participan incluso los propios Gygax y Arneson-, que acaba de estrenarse en cines y que también es la mejor que se ha hecho hasta ahora (junto a la serie de animación de Amazon Prime Video La leyenda de Vox Machina).
Ambos invitan a los espectadores a acompañar a los protagonistas en un viaje repleto de aventuras y que será igual de disfrutón para todos los públicos, incluso para aquellos que no hayan jugado al juego o solo lo conozcan de oídas después de ver cómo juegan a él los protagonistas de Stranger Things.
[Todo sobre 'Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones', la esperadísima adaptación del juego de rol]
Los protagonistas de esta historia forman un grupo liderado por el carismático Edgin Davis (Chris Pine), un ladrón que junto con su cómplice Holga (Michelle Rodríguez) planea escapar de la cárcel para rescatar a su hija adolescente (Chloe Coleman).
Por suerte para ellos, contarán con la ayuda del noble espadachín Xenk (René-Jean Page), el mago aficionado Simon (Justice Smith) y una joven druida cambiaformas (Sophia Lillis). Todos ellos se proponen encontrar una antigua reliquia que tiene el poder de resucitar a los muertos, mientras se defienden de sus enemigos, que incluyen a la malvada Maga Roja (Daisy Head) y el pícaro Forge Fitzwilliam (Hugh Grant).
El mayor atractivo de la película reside en sus personajes y en el viaje que emprenden juntos, dos cosas que nos importan mucho más que el destino final, el objetivo en sí o la misión que deben cumplir, incluso aunque esto sea una de las bases del juego.
Y esto se debe en gran medida a los actores que interpretan a estos jugadores, que están dotados no solo de unas habilidades especiales, sino que además hacen gala de un carisma muy envolvente, apropiándose de la narración y de las diferentes escenas e incluso invitándonos a jugar con ellos a esta y otras muchas partidas, y que duren lo que haga falta.
De hecho, el elenco principal le aporta incluso más valor al guion y la dirección, ambos ejecutados desde el corazón por dos fanáticos. Prueba de esta dedicación de los creadores es que la película también tiene tiempo para rendirse al lado más emocional de sus personajes, un grupo de marginados que acaban encontrando a su nueva familia, y que son un reflejo de los que llamaban frikis despectivamente por jugar a este juego, que intentaban evadirse en este mundo de fantasía donde no les marginaban.
Por si fuera poco, Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones también consigue escapar con éxito de la mala sombra que proyectaron otras adaptaciones previas. Para lograrlo, hace uso de los ingredientes de las mejores comedias de aventuras de siempre, utilizando el humor como un arma de doble filo, que sirve para entretener y captar la atención del espectador, y también para dejar claro que no se trata de un producto que te puedas tomar en serio -en el buen sentido-.
Y todo ello alternándolo con las mejores escenas de acción, que entre hechizos y frenéticas peleas con resultados imposibles se presume de unos efectos especiales a la altura de un juego que hizo historia y que hasta ahora no había recibido la adaptación que se merecía.
Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones es todo lo alocada, sorprendente y divertida que podía ser y también la mejor adaptación que podía pedir un juego de rol como este, que ha conquistado a millones de jugadores en todo el mundo. Es capaz de llegar a todo tipo de públicos y, si la tirada de dados sale bien, tiene el potencial de convertirse en una franquicia de la que se seguirá hablando. Ojalá este solo sea el principio de una partida que dure mucho tiempo y volvamos a ver a esos personajes o conocer a otros nuevos muy pronto.
'Dungeons & Dragons: Honor entre ladrones' se estrena en cines el 31 de marzo.